Creíamos que los avances de Colossal, lo nuevo de Nacho Vigalondo (Los Cronocrimenes) nos habían contado absolutamente todo sobre la trama pero nos comimos un amague: la película no trata de un kaiju (el típico monstruo gigante japonés) y un robot a lo Mazinger Z destruyendo ciudades, sino que es una comedia romántica que se parece más a cualquier película de Hugh Grant que a Pacific Rim.
ATENCIÓN! Hay algún que otro SPOILER a continuación...
Gloria (Anne Hathaway) regresa a su pueblo natal en medio de una crisis de los 30: recién separada, sin trabajo, alcohólica. Se reencuentra con Oscar (Jason Sudeikis), un amigo de la infancia, que comienza a ayudarla con cortesía (le da trabajo, cosas para la casa) pero poco a poco se vuelve posesivo y violento, sobre todo cuando Tim (Dan Stevens), su ex novio, viaja al pueblo a buscarla. ¿Y qué tienen que ver los monstruos de los adelantos en esta historia? Bueno... resulta ser que cuando Gloria entra en una especie de playground en una plaza cercana a su casa, un monstruo se materializa en Seúl al mismo tiempo, recreando sus movimientos: hay cierta conexión entre ambos cuando ella está específicamente en ese lugar. Y claro que, sin querer, comienza a generar estragos en la ciudad.
Lo primero que destacamos como positivo son las actuaciones. Tanto Hathaway como Sudeikis componen personajes oscuros pero sin caer en el melodrama. Tienen una relación que se va tornando conflictiva, principalmente por la obsesión que él empieza a desarrollar con ella y las consiguientes manipulaciones que ejerce. Sin embargo, nunca sobrecargan la pantalla de drama porque lo más oscuro convive con sus alcoholizaciones jocosas, divertidas y torpes. Las dos caras de los personajes conviven armónicamente, dándoles una profunda dimensión humana.
Quizás la trama es demasiado sencilla para la duración que se nos propone el filme y se empantana un poco en el segundo acto. Si bien los personajes están bien construidos y la relación entre ellos es lo que avanza desarrollando el conflicto, la relación que establecen con el kaiju y el robot es un poco... ambigua. Me recordó un poco la polémica asociada al final de Lost: estaban los que esperaban que la serie tuviera un cierre narrativo y los que nos conformábamos con un cierre emocional.
Si buscamos justificar narrativamente la relación entre los protagonistas y el origen de los gigantes, la explicación que nos da Vigalondo no es satisfactoria, en absoluto; de hecho, roza lo absurdo. Podés quedarte con lo literal y enojarte un poco. Pero lo cierto es que la materialización de los conflictos de los protagonistas en dos bichos enormes del otro lado del globo esconde una crítica a la espectacularidad del cine contemporáneo. Creo que más que desidia a la hora de construir la causalidad, se juega con el absurdo como una manera de decir "Las películas de monstruos no cuentan nada. Es todo grandilocuencia y CGI. También voy a ponerlos arbitrariamente. Y usarlos como enormes monigotes vacíos para contar otra cosa". Que, en definitiva, es lo que pasa con el cine del tipo Transformers, Kong y Godzilla últimamente: cosas enormes, destrucciones, efectos que sólo llenan los ojos pero no cuentan absolutamente nada.
VEREDICTO: 7.5 - POLÉMICA
Colossal propone una comedia romántica con una vuelta de tuerca adicional de sentido respecto a las películas que dominan la cartelera comercial. El problema es que el acceso a este sentido está un poco encriptado, corriendo el riesgo de que el espectador no lo entienda y considere a la película como una pavada del tamaño de un kaiju.