A simple vista y por las imágenes que se nos muestran en los trailers, Colossal parece ser una película de Kaijus, aquellos monstruos de origen japonés que suelen atacar ciudades, y la cual busca exponer la destrucción y el caos en primer plano. Lo innovador es que parecía presentar algunos toques de comedia. Sin embargo, la película es mucho más que eso.
El film cuenta la historia de Gloria (Anne Hathaway), una mujer con problemas de alcoholismo que decide dejar Nueva York y regresar a su ciudad natal tras haber perdido su trabajo y a su novio. Pero cuando en las noticias informan que un monstruo gigantesco está destruyendo la ciudad de Seúl, Gloria se va dando cuenta poco a poco de que, a través de su mente, está conectada de forma extraña con estos acontecimientos. Para evitar que la destrucción pase a mayores tendrá que averiguar el papel de su intrascendente existencia en un evento de proporciones monumentales que podría cambiar el destino del mundo.
Lo interesante de este relato es que esquiva completamente las convenciones del género para brindarnos una reflexión sobre las miserias humanas. Las cintas de monstruos gigantes que devastan ciudades suelen hacer énfasis en la destrucción y el caos producto del ataque de las bestias. No obstante, en esta ocasión el desastre de proporciones épicas es un reflejo de los problemas personales, internos e intrínsecos a una persona con personalidad autodestructiva.
El personaje de Anne Hatawhay (gran labor de la actriz) da a conocer sus vicios e inconvenientes, los cuales son exteriorizados o proyectados en la figura de este Kaiju que flagela inintencionadamente a la ciudad coreana de Seúl. Nuestra protagonista verá en aquella colosal figura la posibilidad de sucumbir ante sus traumas emocionales o conseguir una redención.
El director nos otorga un relato atrapante desde el primer minuto y no nos dará respiro hasta el final. Nos obliga a reflexionar sobre diversas cuestiones (la melancolía, el maltrato al otro y a uno mismo, la realización profesional y personal, etc.) y ahí es donde radica la riqueza y el mayor triunfo del film.
En los apartados técnicos podemos decir que cumple con creces su cometido. El diseño del Kaiju es totalmente efectivo, ya que refleja y manifiesta las pulsiones del personaje de Gloria. Ese monstruo sirve, al mismo tiempo, de catarsis, de exteriorización de los miedos y de los demonios internos. Es un bicho que solo genera temor gracias a su gran tamaño, pero que en definitiva es tan entrañable como nuestra anti-heroína.
En suma, Colossal es una obra que nos otorga mucho más de lo que se ve en sus avances. Una alegoría nos recuerda a “Quieres ser John Malkovich”, y a muchos otras historias de Charlie Kaufman. Un relato inteligente, bien actuado (tanto por su protagonista como por Jason Sudeikis, quien nos otorga un papel totalmente alejado de su pasado en Saturday Night Live) y perfectamente ejecutado. Su fuerte radica en el guion y, una vez más, un director como Vigalondo, que está dando sus primeros pasos en Hollywood, nos demuestra que todavía se pueden hacer películas interesantes dentro de la industria.