La dupla de Phil Lord y Christopher Miller es lo más refrescante que le pasó a la comedia americana en años. Primero por el lado de la comedia animada, en 2009 con Cloudy with a Chance of Meatballs y este mismo año con la brillante The LEGO Movie, y luego en 2012 por la comedia pura y dura, con 21 Jump Street, basada en la serie de los años '80. El éxito de ésta última le permitió a los directores volver con la dupla de Schmidt y Jenko en esta secuela que ahora tiene como escenario principal una universidad, y la peor mejor pareja de policías infiltrándose en la misma.
22 Jump Street ya de por sí es una genial comedia de acción y una superior secuela, pero se disfruta el doble, diría, si se tiene en cuenta el alto nivel de autoconsciencia que posee el guión. Todo diálogo o discusión tiene un doble sentido, que muchas veces alude al inesperado suceso de la primera parte, así como también a las nociones de lo que significa estar presentes en una secuela, con un presupuesto elevado y situaciones y persecuciones con el doble de adrenalina. No sé hasta qué punto la traducción logra captar todos los guiños cinéfilos y cinematográficos, pero las referencias personales a lo que perfila ser una saga son muchísimas: Lord & Miller no tienen miedo de reírse de sí mismos en los créditos finales, ni tampoco dejan pasar el hecho de que habrá una 23 Jump Street incluso cuando dicha secuela no estaba aún confirmada para el estreno de esta secuela.
Pasando el hecho de las autobromas y la constante burla a que la acción es toda lo mismo, pero con un presupuesto más grande, la vida en el campus académico afecta diferente a la dupla de amigos. No todo tiene que ser exactamente igual, así que desde el guión hay muchos juegos con esos ligeros cambios, aunque el nudo del conflicto es el progreso del bromance entre Schmidt y Jenko, peligrando por la inesperada aparición de un jugador torpe de fútbol americano. Tomar esto como si fuese un matrimonio hecho y derecho, con todos los problemas que acarrea la situación, es uno de los detalles glorificados que posee esta continuación, situación insuflada por el carisma y la química lograda por Jonah Hill y Channing Tatum, la nueva dupla imbatible en lo que se refiere a comedia. Hay bastantes cameos que no vale la pena comentarlos acá -hay que quedarse hasta el final de los títulos también-, una agradable expansión del secundario de Ice Cube, y grandes apariciones, como el siempre villanesco Peter Stormare y más sorpresas, como los gemelos Kenny y Keith Lucas y esa pequeña bomba de relojería llamada Jillian Bell, como la extraña compañera de cuarto del interés amoroso de Schmidt.
2014 es el año de Phil Lord y Christopher Miller. Con el rotundo éxito de La gran aventura LEGO y la más que cálida recepción de 22 Jump Street, parece que el futuro de ambos es imparable. Tardó bastante en llegar, pero esta secuela es una de las comedias del año, e imperdible para todos aquellos que disfrutaron de la primera entrega. Hill y Tatum dignifican.