Graciosa y taquillera, a pura simpatía
Jonah Hill y Channing Tatum vuelven a protagonizar los personajes de esta comedia basada en una recordada serie televisiva de fines de los años '80. Se mantuvo al mismo director y mismo guionista, repitiendo la fórmula exitosa.
La serie Comando especial (21 Jump Street), realizada entre 1987 y 1991, en la que se basa esta película y la anterior, era una serie de dudosa ideología. En ella, jóvenes policías infiltrados en un colegio realizaban sus investigaciones. No parecía el mejor de los puntos de partida y realmente no lo era. Tuvo 102 episodios, y su protagonista Johnny Depp huyó antes de la última temporada (lo salvó conocer a Tim Burton). Richard Grieco también tuvo una participación en aquella serie que, recordemos, fue un gran éxito en su momento.
La película difícilmente podía sostener la mirada que tenía la serie, claramente reaccionaria. Y los directores Phil Lord y Christopher Miller (los directores de Lluvia de hamburguesas) prefirieron la comedia, al igual que los actores Jonah Hill y Channing Tatum, protagonistas y productores.
La elección se demostró correcta a juzgar por los resultados. A pura simpatía, lograron que la historia fuera graciosa y taquillera. Sacaron el drama, mantuvieron algo de acción, y se lanzaron a la comedia sin culpas.
Esta nueva entrega ya no los encuentra en el secundario, sino en la universidad, pero la naturaleza del humor sigue siendo la misma, tal vez con algo más de libertad, incluso. El lugar común sería decir que esta secuela ofrece lo mismo que la primera película pero no sorprende a nadie. Pero dudo que la sorpresa sea el objetivo principal. Le bastan a los actores, en particular a Jonah Hill, un par de escenas para demostrar que tiene talento serio para la comedia.
Phil Lord y Christopher Miller vuelven a la dirección, y no está mal recordar que entre Comando especial y Comando especial 2 dirigieron Lego: la película, otra gran comedia de enorme éxito. Michael Bacall vuelve a ser el guionista. Y como comedia extra, hay buenos personajes secundarios y en particular el jefe de los protagonistas, Ice Cube, tiene muy buenos momentos en los que logra sumar más humor.
Las escenas de acción vuelven a ser algo perezosas pero son salvadas una y otra vez por los gags que le quitan cualquier seriedad posible. Pero si quedan algunas dudas acerca de esta comedia, la secuencia de títulos final inclina la balanza a favor. En unos pocos minutos se hacen tantos chistes y todos tan buenos que es imposible no salir del cine sonriendo. Ese es un mérito innegable y vale la pena quedarse, porque lo mejor de la película es ese final, sin duda. Tal vez haya una tercera parte, o 20 secuelas más, como bien ironiza ese gran final.