Sin timing para el humor.
Cómo complacer a una mujer es una comedia australiana con la que debuta en la dirección la también guionista Renée Webster, y está protagonizada por Sally Phillips. La acompañan Alexander England, Caroline Brazier, Tasma Walton y Eric Thomson, entre otros.
La historia se centra en Gina, una mujer que luego de ser despedida de su trabajo toma la decisión de crear una empresa donde un grupo de hombres limpian casas y ofrecen servicios sexuales. Para lo que se asocia con un grupo de trabajadores de mudanza desocupados, que la llevan a replantearse tanto su sexualidad como sus objetivos en esta etapa de su vida.
Si bien parte de una idea con potencial para la comedia de enredos, su directora lo desaprovecha debido a la falta de timing para los gags. Ya que recurre a la explicación de estos en lugar de mostrarlos con las situaciones absurdas que se generan gracias a la estereotipación de sus personajes. Así como también el nudismo es el mínimo y necesario en comparación a todo lo que se habla de sexo en los ciento siete minutos de duración.
Un párrafo aparte merece su protagonista, Sally Phillips, quien parece ser la persona indicada para este papel, porque al igual que Emma Thompson en Buena suerte, Leo Grande tiene el carisma suficiente para volver verosímil su personaje, lo que genera una empatía inmediata con los espectadores. Así como también lo es su evolución, encontrando una terapia en esta actividad bizarra, tal como ocurría con los personajes de Nadando por un sueño. Por eso ella no es el problema, sino que lo son los personajes secundarios, cuya función es rematar el gag, quienes no la acompañan.
En conclusión, Cómo complacer a una mujer es una comedia de enredos que no funciona, desaprovechando su potencial con explicaciones anti climáticas. Por lo que no logran provocar risas ni erotismo en un público al que el aburrimiento le termina generando desinterés.