Un entretenimiento que se anima a más
La película "Cómo entrenar a tu dragón 2" de DreamWorks sigue las aventuras de Hiccup y Toothless ya un tanto más crecidos y encontrando su lugar el mundo, ese conflicto existencial que fue central en la trama de la primera entrega.
En esta ocasión se topan con un villano que vuelve a la carga, luego de haber estado formando durante años en secreto un ejército de dragones, para destruir a los vikingos, algo que va en total contramano con la nueva vida que han sabido establecer en Isla de Berk hombres y bestias luego de los hechos derivados de la primera peli.
El director Dean DeBlois, el mismo de "Lilo & Stitch" (notar similitudes en los diseños de los dragones con las bestias de Lilo) y "Cómo entrenar a tu dragón", nos vuelve a ofrecer un mundo mágico de colores y con aún más dragones, en el que los conflictos no tienen miedo de abordar algunos temas "difíciles" para películas dirigidas a niños y adolescentes como pueden ser las discapacidades físicas, la muerte y el entendimiento/aceptación de las fuerzas de la naturaleza. Por la valentía de adentrarse en estas temáticas aplaudo a este producto de DreamWorks y creo que gran parte de su éxito radica en ella. No es simple poner en pantalla un protagonista al que le falta un pie y ciertamente tampoco es fácil transmitir un mensaje sobre la esencia de la naturaleza usando como móvil la muerte. Por otro lado, los conflictos que presenta la trama son interesantes y maduros, algo que también hace la propuesta más atractiva para las audiencias no tan infantiles. Quizás aquí también está lo más flojo del film, no por el guión planteado sino por la forma de manejar la narración del mismo, con algunas introducciones torpes, como fue la aparición de la madre de Hiccup y su retome de relación, y algunas resoluciones demasiado rápidas que quitaron credibilidad a los momentos. Se presentan varias subtramas que por cuestiones de tiempo no se pueden desarrollar en mayor profundidad y esto hace que personajes que podrían haber resultado más interesantes queden a mitad a del camino narrativo, como es el caso de Eret (Kit Harington) o el mismísimo villano, Drago (Djimon Hounsou).
Hay también en el film un mensaje acerca de la paz y la guerra que puede resultar un tanto irritante para algunos espectadores, sobretodo aquellos que relacionan la producción con la cultura y mentalidad del país de donde proviene. Que Estados Unidos envíe un mensaje de paz aludiendo a su poderío bélico, no es de lo más coherente que se puede ver en pantalla. ¿A qué me refiero con esto? A la frase final de la cinta que cierra hablando de que "ellos" podrán tener su acero y armamento, pero "nosotros" tenemos a nuestros dragones... no es el cierre más feliz que podrían haber hecho para un film que supuestamente pregona la paz.
Haciendo a un lado las cuestiones políticas que podría inferir la cinta, es en general un buen producto de entretenimiento que además tiene la virtud de abordar temas maduros y sensibles, algo que no se ve muy seguido en el cine comercial.