Levantando vuelo
Casi diez años pasaron desde que el héroe impensado (Hiccup –Hipo en español-, en la voz de Jay Baruchel) conoció a un dragón que se creía extinto, a la temible raza de “Furia Nocturna“, a ese otro héroe llamado Toothless (Chimuelo en español). En ese momento el mundo era diferente, el protagonista estaba entrando a la adolescencia, su padre Stoick (el rey del poblado vikingo… en la voz de Gerard Butler) lo obligaba a seguir el mandato patriarcal, y ambos sufrían la falta de una figura femenina: Hiccup de una madre, Stoick de su esposa y compañera.
En esa primera parte de esta trilogía el mundo era diferente, se temía y odiaba a las bestias aladas en igual medida… el deporte era asesinarlos y el entrenamiento una manera de derrotarlos.
Pero llegó él… mezcla de perro y gato, con poderes especiales que irá desarrollando en toda la saga, y una impronta y actitud con las que metió a medio mundo en su bolsillo. Y del encuentro de Toothless con Hiccup surgió la chispa que modificó todo.
El hijo del rey entendió que como todo animal, el dragón no es un ser malo por naturaleza, y que a través del entendimiento y la comunicación se podría llevar a cabo una convivencia pacífica en donde ambos universos (el humano y el dragoneril) se verían beneficiados.
El rey entendió que se había equivocado, decidió apoyar a su único hijo y convertir a su pueblo (Berk) en un refugio único entre ambas razas.
La primera película, basada en un libro escrito por Cressida Cowell y estrenada en 2010, tuvo una tibia repercusión ni bien su estreno, pero luego con el boca a boca se empezó a convertir en una obra de culto… llenando de alegría (y las arcas de dinero) a Dreamworks, que veía con buenos ojos poder comenzar a combatir palo a palo al gigante Disney/Pixar.
El fanatismo tomó vuelo y propició una continuación en 2014, que marcó el retorno de la madre del protagonista (Valka, en la voz siempre hermosa de Cate Blanchett), adelantó la historia cinco años mostrándonos a un Hiccup más adulto y responsable, y tuvo un final oscuro y rompecorazones al estilo de Episodio IV de Star Wars.
La tercera es la vencida
Entre la primera y la segunda parte pasaron cuatro años de producción, y entre la segunda y la tercera cinco. Dreamworks realmente quería cerrar la saga con bombos y platillos, y estar a la altura de lo contado anteriormente.
Sólo pasó un año de la anterior película, el pueblo de Berk todavía llora su pérdida, mientras que el protagonista intenta encontrar su lugar en un nuevo rol. Algunos han crecido y tienen barba, y otros siguen buscando aprobación. La isla está hastiada de dragones, fruto de la estrategia de Hiccup por rescatar cuantos pueda de las garras de piratas y vikingos. Pero la convivencia los convierte en un objetivo, y un nuevo cazador (llamado Grimmel) se pone entre ceja y ceja asesinar al último “Furia Nocturna” vivo, el alfa de la manada de dragones, nuestro querido Toothless.
Pero nuestro alado amigo no se encuentra sólo… llega el amor y con él las complicaciones.
Una nueva dragona hará las delicias de los ritos de apareamiento y construir una relación desde cero, y la desconcentración de Toothless por esta situación será aprovechada por el villano que pondrá en jaque a nuestro héroe y a todo su pueblo. Mientras, Hiccup intentará finalizar la labor de su padre y encontrar “El mundo escondido”, un lugar en el fin del mundo de donde vienen los dragones.
Un cierre perfecto
How to Train your Dragon es una saga que funciona de principio a fin, tiene tensión, comedia, personajes para vender merchandising, acción, aventura, personajes tridimensionales, discusiones sobre la identidad, el amor y el rol de la mujer… tiene a un protagonista entrañable y a un dragón que da placer de sólo observarlo. Los villanos son un poco acartonados y exagerados, y terminan siendo paródicos, pero solo son el catalizador para mostrar el crecimiento de una relación que cambió el mundo (literalmente). La empatía que produce no distingue de edades, y se convierte en un espectáculo que disfruta la familia entera… ahora sí (SPOILERS), si son del grupo de los que lloraron con la despedida de Butterfree en Pokemon, mantengan distancia de esta saga porque como dice el maestro Rudyard Kipling:
Hay suficiente tristeza en la vida
por hombres y mujeres para colmar nuestros días
Y cuando sabemos que las reservas rebosan de tristeza
¿Por qué buscamos añadir aún más?
Hermanos y hermanas les pido que reflexionen antes,
De darle su corazón a un perro (dragón), para que lo desgarre.
Si se quedaron con ganas de más, visiten la serie animada en Netflix para llenar ese vacío… horas y horas de diversión.