Esta realización animada es la segunda obra cinematográfica en este género que concretaron en conjunto Chris Sanders (diseñador de los Muppets Babies) y Dean DeBlois (autor del guión borrador de “Mulan”) y está editada en formato tradicional y también en 3D, con la base argumental de uno de los diez libros para niños de la escritora inglesa Cressida Crowell. Está trabajada en colores pasteles opacos tanto en los fondos ambientales como en las figuras de los personajes, quizá para dar una idea del frío clima de la Aldea Beck, un asentamiento vikingo donde transcurre la historia en una época irreal, muy al norte de nuestro planeta.
Allí vive Hiccup, un principito que heredará el mando de la aldea en la que su padre, llamado Estoico el vasto (por lo grande de su cuerpo), trata de mantener vigentes todas las tradiciones de la raza nórdica, a las que el jovencito no es tan afecto, porque él no es el clásico vikingo, sino un pacífico soñador de un mundo mejor mediante la persuasión y la solidaridad.
La aldea sufre de una plaga de dragones voladores de distintos colores, son molestos, se reproducen sin cesar, y los aldeanos los ven como una amenaza continua y sin miras de terminar por más que traten de eliminarla por todos los medios de los que disponen.
Hiccup encontrará accidentalmente a un dragón negro, los de este color son los más temibles, pero el animalito está herido y de allí en adelante las posibilidades de cambiar la estresante situación de la aldea serán muchas y viables.
El principito ayudará al dragoncito a recuperarse y éste último se tornará en casi una mascota domesticada que necesita recibir y dar amor, y pese a su discapacidad, ayudará a los humanos a encontrar la solución para el problema que los tiene tan afligidos.
También hay en la aldea una niña guerrera, Astrid, que quiere demostrar que puede ser belicosa y agresiva sin necesitar a nadie, hasta que los hechos le demuestren lo contrario. Toda la obra mantiene un ritmo adecuado, sin golpes bajos, la historia es fácilmente entendida por los pequeños espectadores, a pesar de que se desarrolla dentro del marco de las tradiciones, la mitología y el carácter vikingos, un poco alejados de la memoria ancestral del sur de Europa y, lógicamente, de la Argentina, pero los verdaderos valores de los buenos sentimientos son universales y esta obra transmite este concepto de manera directa.
El mensaje o la moraleja de esta trama cinematográfica es que los seres vivientes no somos tan diferentes, que todos nos necesitamos y debemos ayudarnos mutuamente, Los niños disfrutan de estos dibujos animados, sobre todo de los dragones que vuelan por toda la pantalla, y hasta hay alguno que por la “magia” del formato 3D, vuela por encima de la cabeza de los espectadores.