Comedia reaccionaria disfrazada
La presencia de figuras como Sarah Jessica Parker y Pierce Brosnan no alcanza para remontar la falta wwde brillantez en el humor y la notable falsedad de las situaciones que, en definitiva, son clichés machistas.
Sarah Jessica Parker es una actriz con una carrera cinematográfica pequeña y no muy relevante pero que un día recibió el llamado de la fama por medio de la televisión. Su personaje de Carrie Bradshow en la serie Sex and the City la transformó en una de las actrices más populares del mundo y también en un referente de ciertas angustias y placeres femeninos.
Personaje polémico, discutido, pero fundamental de la cultura contemporánea, Carrie no le ha permitido de todas maneras a Sarah Jessica Parker convertirse en una actriz relevante dentro del mundo del cine. Sólo los films basados en la serie le han dado respuesta de taquilla. ¿Cómo lo hace? tiene su tensión dramática y su humor centrado en la figura de una mujer que debe equilibrar su vida laboral con su vida familiar. El conflicto es claro y la comedia en cuestión no está buscando novedades, tan sólo volver sobre un tema que interesa al público actual. Pero el problema de la película no es su tema, el inconveniente está dado por la falta de brillantez en el humor y la notable falsedad con la que aparece cada una de las situaciones.
No hablamos acá de una búsqueda de realismo; no, para nada. No es realismo lo que se le pide a esta película, sino espontaneidad, credibilidad. En definitiva: el poder identificarnos con la protagonista y su conflicto. Indudablemente, cuando se trata de una película cuya fórmula prevalece por encima de su construcción, lo que se ve todo el tiempo en la pantalla es la intención de explotar la forma y toda la película queda reducida a una excusa. Una lástima, porque el director de la película, Doug McGrath, ha sabido hacer un film interesante, como Infame y ha sido capaz de ser coautor nada menos que de Disparos sobre Broadway, junto a Woody Allen.
Es hora de empezar a pensar que el formato ideal para Sarah Jessica Parker es la televisión, ya que la pantalla grande no le ha dado todavía el espaldarazo que corresponde. Peor aun, es un poco ofensivo que una película que se presenta a todas luces como un film sobre una mujer independiente e inteligente, pase sin ningún pudor por encima de todos los clichés machistas acerca de las conductas femeninas. Y termine realzando con insólita militancia la maternidad de cualquier mujer como el punto más alto de su existencia. La presencia carismática de Pierce Brosnan es tal vez el único regalo que nos da esta película que nos vende una cosa pero termina entregando casi todo lo contrario.