Juana (Malena Filmus) y Mara (una notable Lola Abraldes) son dos hermanas adolescentes (17 y 14, respectivamente) que han perdido a sus padres en un accidente y ahora viven con su tiránica tía Inés (Umbra Colombo) en una granja cuya actividad principal es la apicultura. La relación entre ellas es íntima hasta lo endogámico en un ambiente hostil en el que no tienen ni celulares ni Internet.
Entre gestos de coquetería y signos de rebeldía hacia la dueña de casa, Juana y Mara reciben con escepticismo la noticia de que los visitará su primo Lucio (Franco Rizzaro), a quien por puro prejuicio (ha repetido un año en el colegio) lo llaman “el retardado”. Pero Lucio, al que no veían desde hacía mucho tiempo, resulta un muchacho seductor y atrevido, que generará un cimbronazo en cada una de ellas (y entre ellas).
Más alla de las metáforas y paralelismos (otra vez) entre el mundo de las abejas (quién es la Reina), Turturro se muestra como un director de una solidez narrativa, visual y dramática apabullante. El guion de Constanza Boquet trasciende su tendencia al simbolismo y la alegoría con una intensa e íntima descripción de la pulsión sexual (sí, estamos ante una película sobre el despertar y la iniciación sexual) y ciertos rasgos de violencia y autodestrucción.
El campo, los bosques, una vieja casona, los pueblos rurales... Cómo mueren las reinas aprovecha el entorno para construir personajes interesantes (la propia tía tiene su amante y atraviesa un conflicto bastante extremo) y tensiones que van creciendo (hasta que inevitablemente explotan) en un thriller psicológico con un triángulo sexual, hip hop (freestyle), miel, conejos y manipulaciones cruzadas que resulta bastante convincente.