Brad Peyton fue el realizador de esta secuela de “Cómo perros y gatos” (2001). Esta vez, si bien la historia está bosquejada para niños, seguramente para captar la atención de los adultos, tiene muchos puntos de conexión con éxitos cinematográficos y puede verse a personajes, transformados en perros o gatos, de las historias de Batman, Hannibal, James Bond y el Agente 86. También las escenas son repeticiones, caninas y felinas, de las vistas en pantalla protagonizadas por los antes nombrados.
La historia, un poco lineal y obvia nos cuenta que Kitty Galore, una gata que fue una bellísima agente de la Organización MIAU se ha transformado, luego de un accidente que la desfiguró, en una diabólica amenaza para la humanidad. Ante esta situación, por primera, y quizá única, vez los perros y gatos, al mando de un tan torpe como querible can llamado Lou unirán sus destrezas para salvar al mundo.
Esta obra que en su versión original tiene como actores de doblaje nada menos que a Roger Moore, Bette Midler y Nick Nolte, ha llegado a las pantallas de Buenos Aires con un doblaje latino que al contener muchos términos mejicanos se aleja del español neutro y atenta contra la agilidad que Peyton imprimió a la versión hablada en idioma inglés. Por lo tanto la historia en algunos momentos deja de entretener y se mantiene sólo por algunos gags de situación en los que las palabras no son demasiado necesarias.
Afortunadamente el colorido de las escenas, sobre todo las sorpresivas de vuelos y corridas funcionan como disparador de la atención de los pequeños espectadores. Pero el sistema 3 D con el que se proyecta en algunas salas no aporta demasiado a esta producción.
Recomendada para niños a partir de los seis años.