En un mundo bipolar
Comedia infantil, parodia de las películas de espías, se destaca por su humor y frescura.
Los zoocinéfilos tienen, en esta comedia que parodia a los filmes de espías y a ciertos thrillers, un producto digno dentro del subgénero mascotas reales “ayudadas” por la animación. Con gags de acción y chistes -por encima de la media, para este tipo de productos- que están al servicio de una trama simple: Kitty Galore, agente de MIAU, más malvada que nunca tras haber tenido un accidente depilatorio en el que perdió todo su pelaje, quiere enloquecer a sus archienemigos caninos, apoyados por algunos felinos (a los que Kitty considera borocotizados ) y aves (una paloma no muy brillante).
Las características de perros y gatos -enfrentados en un mundo bipolar- son usados para hacer humor, no para provocar una mera, típica, tediosa, ternura. El guión, sencillo y aceitado, apto para niños y adultos de buena voluntad, se destaca por sus guiños a filmes famosos. En especial, a El silencio de los inocentes , con un gato psicópata que, desde prisión, con el bozal de Hannibal Lecter, da pistas sobre Kitty Galore, no sin antes intentar la destrucción psicológica de sus interlocutores. Es el principal ejemplo; no el único. Otra escena efectiva es una con gatos “fumones”. Pero no adelantemos información, ni les demos pasto a los guardianes de la moral y las buenas costumbres.
Como perros y gatos 2 , que se exhibe -según la sala- en 2 y en 3 D, no pone el énfasis en sus moralejas, que las tiene, sino en la gracia. Por momentos, funciona como una suerte de sitcom para niños. Y pierde, como de costumbre, en el doblaje. Entre las voces originales se destacan (destacaban) las de Bette Midler y Nick Nolte.