Según el manual básico de la escuela de Hollywood, Nueva York parece ser la ciudad en donde el amor flota en el aire. Superpoblada, a las apuradas, atiborrada de rascacielos, y sin demasiado contacto personal. La meca del cine se empeña en querer convencernos que un gran porcentaje de sus ciudadanos son solteros, exitosos, y con el solo deseo de encontrar a alguien para sentirse completos.
No vamos a enumerar la cantidad de ejemplos que se nos han dado al respecto tanto en el cine como en la televisión; ¿Cómo ser soltera? Es otro ladrillo más en esa construcción.
Basada en una novela de pseudo autoayuda para mujeres en crisis amorosa escrita por Lizz Tuccillo, sigue las historias de un grupo de solteros jóvenes (algunos más que otros) y exitosos, muy frescos y espontáneos.
Pero principalmente, dentro del grupo focaliza en dos, Alice y Robin. Alice (Dakota Johnson), es una soltera reciente que necesita de ayuda para reinsertarse, y para eso está Robin (Rebel Wilson), su amiga con bastante más experiencia en reventar la noche.
Juntas emprenden un camino de enseñanza en medio de la ciudad, en donde los personajes son solitarios que quieren aprovechar la noche para encontrar compañía, o por lo menos, quitarse el polvo de encima.
Hay otra serie de personajes periféricos, como dijimos, Meg (Leslie Mann), Tom (Anders Holm), Lucy (Alison Brie), y David (Damon Wayans Jr.), cada uno con sus historias que no aportan gran sustancia.
El director encargado es el alemán Christian Ditter, con el antecedente de la bastante más carismática Love, Rosie. Quizás se entienda que al ver aquella comedia con Lilly Collins y Sam Coffin se haya pensado en este director, porque comparten, en cierta medida un tono algo zafado. Pero allí donde los personajes de Coffin y Collins rebosaban de carisma y química entre sí, en esta oportunidad sobreabundan los parches con gags sexuales para disimular la falta de conexión, entre el grupo y para con la pantalla.
Dakota Johnson no es una buena opción para este tipo de films, su personaje pasa a ser la que da pie para que otros hagan el remate. Si de por sí no ha demostrado hasta el momento ser una actriz con una alta gama de ductilidad, la comedia pareciera quedarle incómoda.
El lucimiento es para Rebel Wilson, con un personaje algo más pulcro o estilizado que en otras oportunidades, pero igualmente zafado. Wilson se repite a sí misma, pero es la que sacará alguna sonrisa; más allá de alguna participación del resto de los periféricos.
Hay consejos, hay una mezcla entre Sex & The City y la comedia femenina post Paul Feig; pero falta el encanto que directores como Nora Ephron supieron darle a la ciudad.
Nueva York se ve lujosa, sudorosa, precoz o pecaminosa. Tampoco es esa ciudad apretada de cabezas bajas y andar ligero. Es un marco para que los personajes suelten sus máximas sobre el romance (duradero pero más aún casual) de modo adecuado, aunque no sabemos cuántas de ellas puedan aplicarse realmente fuera de la isla.
Ditter, lejos de aplicar algún sello particular – que no lo necesitaba -, deja que las situaciones fluyan sin demasiado interés, cayendo en algo episódico, y con cierta pereza en el ritmo, más allá de lo ampuloso de la banda sonora machacadora.
¿Cómo ser soltera? Se deja ver como lo que es, una comedia romántica, feminista (esto estaría en seria discusión), llena de preconceptos, y con personajes concebidos con la sola idea de ser funcionales a lo que se quiere decir. Es simpática, liviana, y tiene algunos momentos de gracia. Pero es tan olvidable como aquel encuentro casual de unos minutos, en medio de un raid sexual fructífero.