Como ser soltera con Rebel Wilson y Dakota Johnson uno de los estrenos de la semana.
Alice, Robin, Lucy, Meg, Tom y David, viven en la ciudad que nunca duerme, New York y hacen todo lo posible para conservarse solteros.
Pero Como ser soltera no sólo habla de las mujeres, sino que el género masculino también tiene sus trucos para no involucrarse sentimentalmente. Por que en definitiva de lo que está hablando esta película, no importa el género, es el miedo al compromiso, el sexo casual, postergar intereses en pos de estar con alguien, no saber mantener la independencia estando en pareja, la prolongación de conductas cuasi adolescentes mas allá de los 30 y otros comportamientos universales, sin importar la ciudad del mundo en que uno viva.
Los guionistas Abby Kohn y Marc Silverstein sobre una idea de Kohn Silverstein basada en el libro de Liz Tucillo, supieron acumular toneladas de situaciones graciosas que funcionarían perfectamente en una sitcom, pero que parecen no cuajar del todo en un guión cinematográfico, con un desarrollo mas acotado. En lugar de decidirse por hacer una comedia pura, le adicionan elementos dramáticos. Es como si quisieran conmover para ganar prestigio y es este quiebre en la comicidad lo que por momentos desconcierta. Además de que en algún momento sea notorio un salto de tiempo en relación con el personaje de Dakota Johnson y su relación con Damon Wayans Jr., allí algo fue quitado o agregado para encaminar la comedia hacía algo lacrimógeno. Y eso se nota, ya sea por presiones del estudio o falla en el montaje.
Un elenco correcto, encabezado por Dakota Jonhson, Leslie Mann, Alison Brie, Andres Holm y el muy activo últimamente Jake Lacy (Navidad con los Cooper) es eficaz en sus retratos, con excepción del exagerado personaje de Rebel Wilson, que es el trazo grueso en medio de pinceladas.
El director Christian Ditter tendría que haberse quedado en la comedia pura, esto hubiese sido una decisión más sabia, en lugar de sumarle seriedad para transformar a Como ser soltera en algo pretencioso, en lo que nunca se convierte.