Tan ligera como profunda
Tres amigos se van juntos de campamento y conocen a una chica que expone sus deseos latentes.
El título sugiere comedia liviana, pero esa frase es la definición que uno de los personajes da sobre la amistad, más precisamente sobre los amigos varones: “Son como una novia, pero sin sexo”. El es uno de los tres veinteañeros que se van de vacaciones, fuera de temporada, a un camping playero, donde encuentran a una chica que actúa como catalizadora de las tensiones y los deseos latentes en el trío. Hay elementos cómicos, sí, pero para nada superficiales.
Como hace poco Marco Berger en Taekwondo, Lucas Santa Ana retrata en su opera prima la dinámica de los hombres cuando están en manada, con el fantasma subyacente de la homosexualidad siempre acechando a la masculinidad. En estos grupos nunca está de más hacer algún chiste o comentario que disipe cualquier sospecha, y sobre todo en 1996, año en el que está fechada la película. Sin caer en estereotipos, en este trío los roles están bien claros: tenemos, a grandes rasgos, al gracioso, al ganador y al sensible. Los personajes están bien construidos, son identificables, verosímiles. Y sorprendentemente bien encarnados por tres actores poco conocidos (Javier De Pietro, Agustín Pardella y Marcos Ribas). Vamos descubriendo sus características a medida que transcurre esta historia, ligera y profunda a la vez.
Hay menos palabras explícitas que miradas sugerentes y actitudes que hablan por sí solas. En este sentido, funciona muy bien el recurso de mostrar parte de las situaciones a través de la cámara hogareña de uno de los personajes; es una lupa puesta tanto sobre los sentimientos del filmado como del que filma. Es casi un experimento sociológico ver cómo la dinámica de los amigos estalla con la aparición de una figura femenina tan seductora como sagaz: genera atracción –genuina o forzada-, pero su rol es exponer lo que está ocurriendo entre esos tres amigos. Y cambiar para siempre esa relación.