FILME: “COMPETENCIA OFICIAL”
Este nuevo filme de la pareja de directores argentinos se sostiene en principio desde dos variables, pasaron cinco años del éxito obtenido (exagerado a mi entender) con “El Ciudadano Ilustre”, el segundo son sus protagonistas, juntos Penelope Cruz, Antonio Banderas y Oscar Martinez.
El problema radica en que la historia que quieren relatar es minima, todo se centra, desde las imagenes y el guión, en la puja de los dos actores, personificando actores.
El subtitulo del filme es “Demasiado Ego”, pero se queda en eso, constituyendo una seguidilla de gags, solo algunos logrados y eficientes.
Veamos la síntesis argumental:
En busca de trascendencia y prestigio social, un empresario farmaceutico multimillonario al momento de cumplir 80 años, se da cuenta que con su muerte nada quedará de su nombre, se le ocurren dos opciones, construir un puente con su nombre y donarlo al estado y/o financiar una película dirigida por el mejor director y los mejores actores del momento. Simultáneamente compra los derechos de una nueva novela muy exitosa, suponiendo que así dejará huella.
Para ello, contrata a la celebérrima cineasta Lola Cuevas (Penélope Cruz) ganadora de fstivales y premios pero que no tuvo biuena acogida de los espectadores, y dos reconocidos actores, dueños de un talento enorme pero diferente, con un ego aún más grande: el actor de que finalmente recalo en Hollywood Félix Rivero (Antonio Banderas) y el actor radical de teatro Iván Torres (Oscar Martínez), maestro de actores. (Recuerdo en este sentido, el personaje Michael Dorsey en “Toostie”, interpretado por Dustin Hoffman).
Ambos son mitos vivientes, pero no son exactamente mejores amigos. Todo o casi, transcurre en una misma locación, en los días de ensayos sobre “Rivalidad”, el texto elegido.
Todo desde la excentricidad de Lola Cuevas queriendo imponer su autoridad y demostrar también su ego, claro.
De hecho la novela trata sobre la enemistad de dos hermanos a partir del accidente automovilístico que provocoó la muerte de sus padres, en que uno de ellos estuvo involucrado.
A través de una serie de pruebas cada vez más excéntricas establecidas por Lola, Félix e Iván deben enfrentar sus egos, solos entre sí.
Todo esto termina constituyendo solo un cúmulo de escenas, como si hubiesen perdido de vista que el único personaje que puede presentar una especie de conflicto es Lola, quien desea poder filmar una película que la instale definitivamente en el corazón del público.
Es real que todo puede ser leído como una gran sátira al mundo del espectáculo, o al cine si se quiere, no solo eso intenta parodiar y/o denunciar la pedantería de las películas de cierto cine actual, denominado no narrativo o lo que es peor presntarse como arte conceptual, sin embargo estas son solo interpretaciones validas, el principal inconveniente es que se demora demasiado para decir lo que quiere decir y lo termina diciendo de manera banal o mas propiamente dicho, tenuemente.
En términos de aburrimiento no lo hace, pero al finalizar el vació de haber perdido dos horas es inevitable.
Calificación: Regular