Fórmula de desmarque de la media contemporánea, fórmula de éxito estirada a lo largo de los años: lucha de opuestos, manierismos ampulosos en la puesta en escena, sátira burlesca y reduccionista de los representantes del arte contemporáneo y provocación que no provoca, sal que no sala. Al menos aquí, dentro de este juego de choques, la dupla argentina no destila su desprecio de clase como en El hombre de al lado ni se engalana con su propia ignorancia y sus prejuicios como en El ciudadano ilustre; en Competencia Oficial todo es menor.