Una sátira mordaz al incontrolable ego
Un empresario farmacéutico acaba de cumplir 80 años, pero se pregunta qué legado puede dejar una vez que abandone el mundo. Con la conciencia clara de que la gente lo ve como un millonario sin corazón, decide apostar a cambiar la cara. ¿Cómo? Financiando una película que tenga a los mejores en el proyecto, sean directores o actores. Así nace Competencia oficial, el nuevo film de la aceitada dupla Mariano Cohn–Gastón Duprat.
Los mejores en cuestión son la directora Lola Cuevas (Penélope Cruz), consagrada directora con pocas películas pero varios premios, quien le sugiere al principal benefactor económico, el cual compró los derechos de un libro que nunca leerá, que contrate a Felix Rivero (Antonio Banderas) e Iván Torres (Oscar Martínez). El tema es que estos dos nunca han actuado juntos y son completamente diferentes. Rivero es popular y pura pomposidad, el ejemplo claro del artista español que la rompe en Hollywood, mientras que Torres es un actor de método, detallista, y que prefiere considerarse “prestigioso”.
En un ambiente minimalista (el 80% de la película transcurre en una gigantesca sala de ensayo, seguramente porque fue filmada en medio de la pandemia), el desafío de Lola será lidiar con los gigantescos egos de ambos y con el suyo propiamente dicho. Hay una batalla actoral, claro, pero hay también varios resquemores, lo que da a momentos hilarantes (hay una escena donde Lola les pide que lleven algunos de los premios que han ganado en su carrera, con consecuencias inesperadas). El tema de la soberbia y el ego están ahí presentes en cada diálogo, en cada crítica despiadada que se disparan Rivero y Torres, también cansados del estilo extravagante por demás que tiene la directora.
Hacia el tercer acto sucederá algo que cambiará la película, pero esta nunca perderá la tonalidad ni el humor ácido y mordaz. Competencia oficial no es claramente para todos los públicos, no todos los chistes o gags podrán ser entendidos por igual. Hasta incluso se la podría catalogar de pretenciosa en algunas escenas, pero lo cierto es que gracias a un virtuoso guion y a las tres actuaciones principales, vale la pena sumergirse en ese mundo para que luego cada uno saque sus propias conclusiones.
*Review de Leandro Sia.