El amor entre el fútbol y el horror
La coproducción ítaloargentina Cómplices del silencio vuelve a los conflictivos tiempos del Mundial 78
Corre el año 1978 y en la Argentina se está desarrollando el Campeonato Mundial de fútbol. En la superficie todo es alegría y entusiasmo por este acontecimiento, pero entre las sombras se entreteje una madeja de persecuciones, muertes y torturas. En esos momentos llega aquí Maurizio, un periodista italiano que viene a cubrir el evento deportivo y, de paso, conocer a sus parientes que emigraron años atrás. Aquí conoce a Ana, una bella joven que milita en una organización de izquierda.
Esta relación, al principio amistosa y luego apasionada, le acarreará múltiples dificultades, ya que a través de ella descubre que el gobierno militar basa sus cimientos en el cotidiano horror de matar sin piedad a quienes los supone contrarios a su régimen. A pocas cuadras del estadio monumental de fútbol se halla la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los centros de detención, y a donde es trasladado Maurizio, sospechado de estar involucrado en la célula en la que milita Ana. Sorprendido y golpeado brutalmente, el periodista comienza a comprender que ese Mundial de fútbol es una pantalla para que la mayoría del pueblo ignore lo que está ocurriendo.
Con su vida en peligro, Maurizio deberá luchar a brazo partido contra esos sádicos personajes que lo acorralan y lo humillan, sin creerle en ningún momento que su misión era sólo cubrir las alternativas del Mundial. Mientras tanto Ana sufre en silencio el encierro de alguien con el que halló el verdadero amor, y deberá jugar su carta más arriesgada para que él quede libre y pueda retornar a su Italia natal.
El film desarrolla esta temática con gran fuerza dramática y va descubriendo un patético cuadro en el que no sólo la fuerza militar es culpable, sino que dentro del ámbito familiar hay también personajes ocultos que traiciona a sus seres más allegados.
El elenco cumple sus respectivos cometidos con indudable solvencia, ya que tanto Alessio Boni como Florencia Raggi, Jorge Marrale y Giuseppe Battiston supieron radiografiar con autenticidad a sus respectivos personajes.