La cara oculta del Mundial ‘78
El italiano Stefano Incerti dirige esta fallida coproducción.
Ya se ha dicho mil veces que con las buenas intenciones no alcanza para hacer una buena película. Y algo parecido a eso es lo que pasa con Cómplices del silencio , un enrevesado melodrama italiano-argentino, dirigido por Stefano Incerti y que transcurre durante el Mundial de Fútbol de 1978.
La premisa, en principio, es simple. Maurizio, un periodista italiano (Alessio Boni, uno de los dos inolvidables hermanos que protagonizaban La mejor juventud ), viene al país a cubrir la Copa del Mundo para un diario, acompañado por un amigo. En la Argentina tiene unos familiares, a los que va a visitar: tíos, primos y una larga serie de parientes que, milagrosamente, han mantenido muy bien el uso del italiano.
A partir de ese encuentro, Maurizio irá interiorizándose cada vez más de lo que está pasando en la Argentina en ese momento, con los secuestros y las desapariciones forzadas de personas. Pero al principio parece más interesado en conquistar a Ana (Florencia Raggi), una mujer que se ha divorciado y de la que queda prendado instantáneamente.
Mientras el Mundial pasa a ser un reflejo cada vez más distante, la historia de amor entre ambos (con alguna escena hot) y la trama política se mezclarán de maneras totalmente previsibles, con un guión dispuesto a llevar los distintos hilos narrativos (que son demasiados) hacia los choques más obvios, tanto familiares como sociales y políticos.
A todo esto hay que sumarle diálogos literalmente imposibles de ser dichos (parece por momentos una parodia de una película sobre la dictadura, de ser esto posible) y el trabajo de actores que, evidentemente, responden a sus propios impulsos y que parecen dejados a su suerte por el director. Salvo excepciones (Raggi, por momentos, o el propio Boni), todos parecen actuar en distintas películas. Algunos, acaso sin darse cuenta, en una comedia.
Las intenciones, entonces, de develar/revelar secretos de los ’70, podrán ser nobles y valiosas. Los resultados de Cómplices del silencio , lamentablemente, son decepcionantes.