La representación del patetismo o cómo burlarse de los desaparecidos
Dirigida por Stefano Incerti y protagonizada por el italiano Alessio Boni (La mejor juventud, 2003) junto a los argentinos Florencia Raggi, Tomás Fonzi, Juan Leyrado, Jorge Marrale y Rita Terranova, Cómplices del silencio (2009) es una sucesión errores constantes y desaciertos que llegan a que el espectador se pregunte si está ante la peor película de todos los tiempos.
Dos periodistas italianos vienen a Argentina a cubrir el Mundial de Fútbol del '78. Uno de ellos tiene sus tíos viviendo en el país. Lo que comienza siendo un reencuentro familiar y una simple fiesta deportiva desembocará en una trágica historia de amor en la que lo peor de la dictadura militar se apoderará de los protagonistas de la historia.
Antes de comenzar la proyección durante el preestreno en Pantalla Pinamar 2010 uno de los productores aclaró que "es una historia argentina pero vista con los ojos extranjeros", como previniéndonos de lo que veríamos a continuación. Ya si de antemano alguien tiene que justificar una película es porque el resultado final no es de lo mejor. Luego de la secuencia inicial, con una música insoportable que atravesará toda la historia de manera innecesaria apelando al golpe bajo y la intensificación dramática sin justificación alguna, un soldado le grita a uno de los periodistas recién llegados al país y en pleno aeropuerto: “A ver si escriben bien de la Argentina”. Frase hecha si las hay, adelanta que lo lo que veremos será una desacertada historia que nada tendrá que ver con lo real, pero además que mostrará todo lo que en cine nunca debe hacerse.
Diálogos inverosímiles, abuso de la música, problemas de continuidad, sobreactuaciones desmedidas, uso del travelling de manera injustificada y reiterada, una sucesión de clichés utilizados para retratar una época trágica -aunque en el film suenen cómicos-. Por ejemplo: en una secuencia vemos al personaje de Tomás Fonzi en un bar con sus amigos, llegan los militares y se llevan a dos de ellos; él queda consternado. En la escena siguiente lo vemos que sale de joda con un amigo y algunas “putas”, para que en la tercera y última escena se vuelva sobre el primer hecho y él regresa a su status de "joven comprometido políticamente" que lucha por los derechos humanos y sufre por los desaparecidos. Formalmente estas tres escenas se contradicen entre sí, pero parece que el director no se dio o no quiso darse cuenta.
Cómplices del silencio no sólo es una falta de respeto a la Argentina sino al cine como institución. Sin duda, una película intrascendente que lleva a preguntarnos por qué fue elegida como la primera coproducción entre el INCAA e Italia. Nefasta de principio a fin y no solo por lo que trata, sino por cómo se realizó. Esto no es cine, ni lo será.