Una revisión extranjera
El Mundial '78 y el terror que la última dictadura militar argentina supo ocultar, desde el punto de vista de un cineasta italiano.
Maurizio Gallo (Alessio Boni) es un periodista italiano que viaja a Argentina para cubrir el Mundial de 1978. También espera a conocer a parte de sus parientes, que emigraron en la década del '50 atraídos por las promesas de un país vigoroso y en expansión. Así será que, recién llegado, comparte un almuerzo familiar en el que conoce a Pablo Pere (Juan Leyrado), marido de su prima, recio militar e integrante del comité que organiza el campeonato de fútbol.
Al tiempo que Maurizio realiza su trabajo, conoce y se enamora de Ana (Florencia Raggi), una militante de izquierda que pondrá en peligro su vida y la de todos aquellos que la rodean. Descubierta la relación, la pareja es perseguida hasta que el periodista, sospechado de pertenecer a las Brigadas Rojas italianas, es secuestrado en un operativo militar. Allí, en un centro clandestino de detención, él comienza a comprender que ese Mundial es una pantalla para que la mayoría del pueblo ignore lo que realmente está ocurriendo en Argentina.
Treinta años después, Maurizio -ahora convertido en activo militante por los derechos humanos-, regresa al país para testimoniar contra los represores. De visita al monumento en memoria de los 30 mil detenidos desaparecidos, lo invaden los recuerdos, las emociones y, también, la esperanza de los sobrevivientes.
Narrativamente, Cómplices del silencio no presenta nada demasiado nuevo a lo ya revisionado tantas veces -y con disímiles resultados- por el cine argentino. Y es que este trabajo es el resultado del primer convenio de coproducción firmado el año pasado por el INCAA y su par italiano. Su director, el napolitano Stefano Incerti, pretende mostrar lo que pasaba de este lado del mundo durante la "fiesta" del Mundial de 1978, realidad que para los argentinos, luego de tantos años de democracia, ya es conocida. Por eso es que por momentos el film se vuelve predecible desde la mirada local, aunque es posible que para el público extranjero esto represente una novedad en cierto punto.
Si bien la trama es débil, es destacable la construcción de personajes por parte del elenco argentino, con una sorprendente Florencia Raggi. Brillantes las escenas en que Jorge Marrale (con una correcta composición de un italiano) enfrenta al personaje de Leyrado en su despacho; y aquella en la que Rita Terranova, junto a un grupo de Madres en silencio, preparan sus carteles y pañuelos blancos para salir a la calle a reclamar por sus hijos desaparecidos.
Aún con matices criticables de guión, Cómplices del silencio es un film fuerte, bien tratado desde la imagen. La iluminación y la fotografía, a cargo de técnicos italianos, retrata correctamente los momentos más dramáticos, y brindan crudeza y realismo a las escenas.