Vidas paralelas
Thriller francés en el que dos policías investigan el crimen de un taxi-boy.
En la sólida tradición del policial francés se ubica Cómplices , la opera prima de Frédéric Mermoud, que arranca con un cadáver que aparece tirado en un río. El cuerpo y el rostro están violentamente desfigurados y eso es lo que lleva a los policías Hervé (Gilbert Melki) y Karine (Emanuelle Devos) a meterse de lleno en el asunto. El muerto es un joven de apenas 19 años y lo único que se sabe en el primer momento es que su novia está desaparecida hace varios días.
El filme contará su trama en dos partes muy inteligentemente ensambladas, ya que es ingeniosa en sus paralelos narrativos aunque peca por ser un poco obvia desde lo temático. Por un lado, iremos avanzando en la investigación de los policías. Y, por el otro, a modo de flashbacks, iremos conociendo la historia de este joven, Vincent (Cyril Descours), que se dedica a la prostitución masculina. Lo que solía llamarse un taxi-boy.
En un cibercafé donde arma sus citas, Vincent conoce a Rebecca (Nina Meurisse), una chica más joven que él y que parece bastante inocente, y empiezan a salir. Ella no sabe cuál es el verdadero trabajo de “Vince”, como se hace llamar el chico. Pero un día él le contará y, tras un primer y asqueado rechazo, Rebecca, terminará no sólo por aceptarlo, sino por unirse en “la tarea”, especialmente con algunos clientes que quieren “fiesta”.
Paralela a la relación cada vez más sexualizada y liberal de los dos jóvenes, vemos a Herve y Karina averiguar los detalles del cada vez más oscuro caso, pero manteniendo entre ellos una relación casta, de colegas que se ven atraídos el uno por el otro, pero, a diferencia de sus investigados, no pasan a los hechos.
Así, el filme llegará a contar con una buena serie de sospechosos del asesinato que van desde el jefe/amigo de Vincent a algún cliente ofuscado o decepcionado, pasando por su propia novia fugada. Y la resolución deparará alguna que otra sorpresa, aunque también alguna innecesaria y desagradable “ironía del destino”.
Cómplices es un policial bien armado, intrigante, con ese naturalismo francés para tratar este tipo de temas (prostitución masculina, tríos, orgías y varios etcéteras) que le quita todo tipo de sensacionalismo innecesario. La mezcla de los jóvenes y entusiastas Descours y Meurisse, con los más veteranos y metódicos (oscuros, decepcionados, cansados) Melki y Devos, le dan al filme la combinación perfecta entre furia juvenil y parquedad madura. Al final, unos y otros habrán cambiado y comprendido que, más allá de las diferencias, son las similitudes (y los parecidos) lo que importa.