Se está dando en el mercado chino, una suerte de fenómeno que motiva la realización de mega coproducciones entre diversos países, digamos Estados Unidos-China, o Australia-China (como en este film).
Es bien conocido el potencial económico del mercado asiático. Incluso, hoy en día, tanques hollywoodenses como “Terminator”, se terminan salvando del fracaso taquillero gracias a la masiva audiencia asiática. Así que no es nada extraño -o inesperado- lo que está ocurriendo. Matt Damon, Willem Dafoe y Mel Gibson, son solo algunos ejemplos de actores que aceptaron formar parte de megalómanas producciones chinas. El salario es exorbitante, pero, además, la inclusión de mitad del equipo norteamericano, es una obligación.
Bajo esa premisa aparece “Complot internacional” (su título en inglés: “The Whistleblower”), dirigida y escrita por Xue Xiaolu. Una coproducción con Australia, país que aporta locaciones y reparto, en esta historia de gran escala en la que un expatriado chino que trabaja en una compañía minera de Australia, descubre negociados turbios y una nueva tecnología que pone en peligro la vida de las personas.
El pecado de estas películas chinas es siempre el mismo: tan grande empaquetado y tanta disposición de dinero para nada, y peor aún, falla donde no debería, en calidad de efectos visuales y en ofrecernos por lo menos una trama entretenida que haga valer los 135 minutos. Hay poco vuelo en la dirección de Xiaolu, el argumento desprende subtramas por doquier, pero ninguna de ellas termina de encontrar el funcionamiento deseado. Los personajes quedan muy desconectados entre sí, y reaparecen solo cuando “Complot internacional” los necesita.
La primera hora al menos es atractiva, pero luego cae en un insólito enredo argumental del que nunca puede terminar de salir. Se pierde en el frenesí, y la torpeza de unos diálogos ridículos, e inverosímiles incluso dentro de su universo. La película es plástica, artificiosa, y expone demasiado la obligación de su parte coproductora, Australia, que obliga a que la historia de giros y saltos de espacio que nos alejan demasiado de lo que se narra.
Una película lanzada para explotar la taquilla china y poco más, no entretiene ni es interesante de ver.