Un misterioso terremoto inunda de fuego y terror el territorio de Malaui en el desierto africano. Una corporación energética australiana resulta la benefactora elegida para la reconstrucción. Un delicado acuerdo comercial entre China y Australia se tiñe de sospechas, se enreda en delirantes persecuciones, accidentes aéreos, falsos funerales y un complot de titánicas proporciones. Todo ello trascurre justamente en Complot internacional , una coproducción chino-australiana heredera del espíritu de Misión Imposible pero con aspiraciones de conciencia social.
Nada funciona del todo bien en la película. Las escenas de amor entre un ejecutivo chino de la firma australiana y su ex amor de juventud se tornan cursis y enredadas, el trasfondo político se hace disperso y esquemático, la historia se agota en infinitas vueltas de tuercas previsibles. Quedan las escenas de acción, filmadas con la estética del videojuego, con explosiones y caídas espectaculares, todo con demasiado ralenti pero con la necesaria desatención por lo verosímil.
La guionista y directora Xue Xialou ( Finding Mr. Right ) ensaya una persistente acumulación de elementos: crisis familiares, sospechas de corrupción, engaños maquiavélicos. Todo lo extiende de manera obsesiva y anticlimática, manipula a sus personajes caprichosamente, quitándole el poco interés dramático que podía haber conseguido bajo el paraguas de una acción enloquecida. Finalmente extravía las virtudes del thriller, diluyendo sus momentos más irresponsables en pretensiones de seriedad que la vuelven absurda.