La directora de 35 Rhums (2012) escribe el guión junto a la novelista Christine Angot de este triángulo amoroso que se distancia del melodrama sentimentaloide. Claire Denis hace un ensayo sobre las pasiones humanas con toques de thriller psicológico, con personajes que se sumergen en los ríos del deseo dejándose ver vulnerables. La humanidad expresada en toda su fragilidad.
Presentada en la Berlinale, Con amor y furia (Avec amour et acharnementaka, 2022) es una película de personajes, más precisamente de sus dos protagonistas. El film funciona por la entrega de Juliete Binoche y Vincent Lindon en pantalla. Ellos dos felices, enojados, desnudos, avergonzados en escena la mayor parte del film, tratando de definir su relación con palabras y gestos. Sus grandes actuaciones llenan de matices la película.
A diferencia de Escenas de la vida conyugal (Scener ur ett äktenskap, 1973) no hay aquí secretos revelados. El amante reaparece diez años después y despierta en Sara (Binoche) pasiones que creía extintas en su cuerpo. Incluso que van en contra de la estabilidad emocional lograda con Jean (Lindon). Sin embargo, no puede evitarlo. El costado instintivo de su ser, complota contra su racionalidad.
Estamos ante una película de interiores, de habitaciones, de departamentos, de cuartos de hotel. En parte, para escenificar la sensación de encierro del personaje de Sara, que conduce un programa de radio donde entrevista activistas del tercer mundo, en parte, porque se pone en escena la intimidad de la pareja, en su fortaleza y debilidad.
Con amor y furia llega de esta manera a los límites de Vértigo (Hitchcock, 1958), en donde el poder del deseo y la pasión pueden ser la sal de la pareja y, con la misma determinación, su destrucción.