Una comedia parecida a tantas
La nueva comedia romántica con Chris Evans, el actor de Capitán América, no innova en el género ni en el argumento.
Un escritor tiene que escribir el guion de una comedia romántica para Hollywood, pero no tiene ninguna inspiración porque, de verdad, no sabe qué es el amor. Nunca lo supo, por viejos traumas de la infancia que a sus treintipico afloran, entre la culpa y el desencanto.
A los guionistas de Con derecho a roce (adaptación del título que tiene poco que ver con la historia... y con el título original) les pasó lo mismo: perdieron la inspiración y se cayeron en una pileta llena de ideas comunes con la excusa de una pretenciosa autoparodia al género. En esa pileta, nada.
Los tópicos del género –y del subgénero de películas sobre la difusa línea entre la amistad del hombre y la mujer–; las caras conocidas necesarias (Chris Evans, Michelle Monaghan); los amigos compinches; los enredos entre mentiras piadosas hechas por esa cosita loca llamada amor y dudas existenciales; etcétera.
La calificación podría subir por algunos recursos estéticos que mezclan momentos de animación y flashbacks con gracia, pero la liviandad de un argumento que parece copia de mil películas previas, le baja todos los puntos posibles.