Con derecho a roce es un muy retrasado estreno, que llega a la cartelera para suplir ese deseo latente de las parejas y platea femenina de una comedia romántica en la cual sale todo bien.
Afortunadamente nos encontramos con un buen ejemplo del género y no con un fiasco como suele ocurrir la mayoría de las veces.
Si bien el tema ya fue muy explorado y recientemente hubo tres títulos que versaron sobre esto: De amor y otras adicciones (2010), Amigos con beneficios (2011) y Amigos con derechos (2011); El debate de la amistad entre el hombre y la mujer y las relaciones que pueden tener nunca pasará de moda en el cine.
Lo atractivo de esta propuesta es que desde el vamos las intenciones son claras tanto en el argumento (lo que quiere el protagonista) como en lo que la película brindará como entretenimiento.
La ópera prima del director Justin Reardon cumple y supera el máximo requisito de estos films: buen elenco y química entre ellos.
El dúo protagónico logra enganchar tanto juntos como por separado y si bien sus historias ya las vimos miles de veces en otras cintas, poco importa aquí porque ya se logró la conexión con el espectador.
La elección de dos estrellas del momento fue más que acertada, Chris Evans aporta su cuota de macho simpático que todas quieren y Michelle Monaghan es la chica que todos queremos conquistar sin importar qué.
La realización es correcta, sin pretensiones y sin nada que destacar. Lo mismo ocurre con el guión, que si bien no es malo, no llama la atención en ningún sentido.
Con derecho a roce es una película hecha exclusivamente para satisfacer una demanda real y que no aportará nada, ni a la cinematografía ni a los espectadores, pero la buena noticia es que hará pasar un buen momento a aquellos/as que busquen este tipo de propuestas.