Ella tenía novio
Si la ópera prima de Justin Reardon se hubiese traducido localmente como “Ella tenía novio” en vez del fallido título “Con derecho a roce”, las distribuidoras hubieran evitado un sinsabor en el público para anticipar una caída, o mejor dicho, adelantar la crónica de una muerte anunciada.
Como dice el refrán vernáculo “para bailar el tango, se necesitan dos”, y en el caso de esta aparente comedia romántica la primera falla es la elección de la pareja, pues entre Chris Evans y Michelle Monaghan siempre faltan cinco pal’ peso, tanto en los momentos de apacible enamoramiento no correspondido, por cierto, como en aquellos de crisis a partir del pequeño escollo que hace inviable la relación, porque ella tiene novio y además el proyecto de casarse con el susodicho, mientras el muchacho guionista en apuros cae en las redes de Cupido al tomar contacto con ella.
El hecho que no conozcamos el nombre del protagonista no implica necesariamente la invitación a una lectura avezada de semejante guiño, no estamos frente a una comedia inteligente y ni siquiera con un planteo de crisis de identidad, a pesar del juego de roles en la cabeza del protagonista cada vez que piensa y se piensa en una situación.
Gajes del oficio de escritor, la imaginación perenne y la chispa amorosa que motoriza la aventura del romance, solamente son elementos que sin cohesión alguna deambulan por las páginas de un guión de Chris Shafer y Paul Vicknair, quienes buscan -infructuosamente- el aspecto meta discursivo para anclarlo en una trama que pretende hablar de las comedias románticas bajo la plataforma de una comedia romántica.
Ninguna de las ideas volcadas de manera apresurada y con desgano logra su efecto, así como tampoco la química entre la magnética Michelle Monaghan y el único de los Cuatro Fantásticos que era un quemo, antes del nuevo quemo Michael B. Jordan.