El falso documental y los exorcismos han formado parte varias veces de los guiones de ciertas películas de terror, pero la habilidad de los directores al tratar de plasmar una idea interesante, poco repetitiva y original, ha permanecido invisible durante muchos años. Este film, dirigido por William Brent Bell, lamentablemente no se aleja de dichas características y se convierte en una deslucida, poco terrorífica y mal rematada propuesta.