Con el diablo adentro

Crítica de Pablo Raimondi - SI (Clarín.com)

Conecta los cortes

La reproducción del llamado al 911, donde la sra. Rossi (¿o el espíritu malvado de ella?) asevera que mató a tres personas es un interesante comienzo en Con el diablo adentro otra propuesta para el ya trillado género de posesiones demoníacas hecha film. Y sí, cuesta abstraerse de estas clases de películas como la gran El exorcismo de Emily Rose (2005), El último exorcismo (2010), el origen de un clásico El exorcista: el comienzo (2004) o la flamante El Rito (2011).

En este caso, la obra del director y guionista William Bren Bill deja bien en claro que no hubo ninguna colaboración por parte de El Vaticano para su realización. Y vaya si se nota al escarbar en el argumento de esta película, semi destrozada por la crítica.

Corría 1989 y un misterioso triple crimen envuelve un ritual liberador. Al requisar la vivienda, lo que no imagina el espectador -y aquí es donde el guión parece que se pone interesante-, es que entre las víctimas aparecerá con vida la virtual asesina: la endemoniada Sra. Rossi a quien las autoridades internarán de por vida en un neuropsiquiátrico.

Veinte años después, su hija (que reside en los Estados Unidos), viaja a Roma para intentar reconstruir la cruel historia familiar y, además, entrevistar a su madre. Para ello viaja con un amigo camarógrafo, que filmará cada paso de ella transformando esta aventura en una especie de El proyecto Blair Witch en clave posesión.

Dos curas serán fieles laderos de la joven para poder descifrar el porqué de la posesión de la Sra Rossi quien estalla en gritos indescifrables, deja mensajes hirientes, mueve objetos y todas las características típicas que vimos en otras pelis. Los múltiples demonios que copan el cuerpo (y alma) de la mujer irá tomando otros prisioneros y acá es otro giro interesante de la película. Aunque también la sentencia.

Lo que llama la atención de Con el diablo adentro es la brutalidad de algunos pasajes (¿mal gusto?) como la escena del bautismo o las contorsiones de una posesa en un sótano. Repetimos, el comienzo dell film, atrapa, también la ambientación casi real del hecho sumado a la trama investigativa. Pero con el correr de los minutos parece que el argumento se le escurre entre las manos al director, coronado por un final abrupto, para el olvido.