Un profesor de letras está pasando por una mala racha. Luego de publicar varios libros hace tiempo no escribe nada, se separó de su mujer pero duerme en el sofá de su casa, no tiene dinero, y se gasta todo en drogas. En clase no deja de humillar e insultar a sus estudiantes, y en un momento empieza una relación con la única de sus alumnas que demuestra algún interés en lo que enseña.
La sólida actuación de Facundo Cardosi es uno de los puntos fuertes de una buena película en busca de un trípode. Dado que uno de los productores es la Universidad del Cine, alguien podría haber advertido al director que, a veces, es útil un trípode para evitar rodar una película cámara en mano. Y como es un drama intimista, el recurso a veces puede justificarse, pero llegado un punto se vuelve cansador; por ejemplo, en una escena de sexo y drogas en el baño de una discoteca las imágenes movedizas sólo llaman la atención sobre la presencia de un cameraman (que por lo menos es muy profesional, por lo cual solo de vez en cuando se le va el foco). Como la historia está bien contada y los diálogos son ágiles y creíbles, el resultado es interesante.