Un profesor de literatura pasa una noche en el límite de la autodestrucción. Un cuento que mezcla la sordidez con cierta luz de un modo poco frecuente en el cine.
Con una desprolijidad calculada –quizás ese sea su defecto– esta historia de un profesor de literatura que está al límite y pasa una noche en el límite de la autodestrucción es un cuento que mezcla la sordidez con cierta luz de un modo poco frecuente en el cine (no solo argentino, de paso).
Más allá de la historia, o más bien de la situación de la que parte para narrar, hay una pregunta casi metafísica por el sentido y el tiempo que resulta estimulante.