Luces del pasado
Con nombre de flor (2019), dirigido por Carina Sama, es un documental biográfico centrado en la figura de Malva, una travesti de 95 años. Reflexivo y de un estilo sobrio y dinámico, es un relato personal y sincero sobre la identidad y, al mismo tiempo, es un documento histórico sobre el mundo trans. A partir de un compendio de entrevistas, se sumerge en diversos temas relacionados con el mundo cotidiano y épocas pasadas, logrando así que, desde la figura de un retrato, se pueda tener una mirada sobre aquello que marca la historia de una vida.
Malva nació en Santiago de Chile. Vive en un Hogar de ancianos en la provincia de Buenos Aires y, además, tiene una casa en Villa Urquiza que visita los fines de semana. Desde ambos lugares, va a construir su relato. El tema de la identidad será central, desde la manera como recibe su nombre “Malva” en la cárcel de Devoto donde tuvo que luchar para sobrevivir por ser gay, así como todo lo que trajo consigo el hecho de estar relacionado al mundo trans. Su personalidad le da forma a la película. Su caminar, sus respuestas, sus expresiones, sus frases y los cambios de tema y, así mismo, la manera de contar sus historias marca el ritmo desde el inicio. Una mirada en retrospectiva sobre lo que ha sido su vida hasta ese momento, sus anhelos, sufrimientos y alegrías, además de las distintas facetas que tuvo que realizar ya que también es la historia de su travesía hasta llegar a Buenos Aires.
Es interesante que esta película es el resultado de los bocetos de una película que estaba por venir. Y esto porque antes de empezar la película que se iba a llevar a cabo, Malva fallece. Carina Sama debe construir la historia a partir de las entrevistas que le hizo pensando en un documental que harían después. Entonces es la historia de alguien que ya no está y que dejó su historia para que sea construida. Desde ese punto, el documental también es el relato personal de su directora que estaba trabajando la manera en cómo aproximarse a Malva. La idea de ir construyendo y descifrando la información que va recibiendo de su protagonista Y si bien logra en ese camino hacer una historia sobre la identidad, la película se plantea también como un retrato sobre la vejez, un documento sobre el cuerpo que llega a esa etapa de la vida con todas sus expresiones y sus rutinas personales. Y en este punto se suma a la idea de transformación y de travestismo presentes en la vida multifacética de Malva, que se había recibido en corte y confección, era escritora y cocinera. Actividades que llevaría a cabo entre otras, desde que empezó a trabajar.
Las fotografías de Malva y el material de archivo histórico que aparecen para darle mayor dinamismo a las historias consiguen darle al documental un matiz sugerente y una impronta propia. El relato íntimo se convierte en la voz de otros personajes que ya no están. El recuerdo de ellos y de una época pasada en el mundo trans. Así se llega a ver lo que ocurre en la sociedad actual frente a lo vivido por Malva.
Finalmente, la película enfrenta la dificultad de contar una vida. Siempre algo se escapa y Malva elige qué historias contar y otras dejar de lado. En ese camino, Carina Sama tiene la ayuda de la referente Trans Marlene Wayar para descifrar la información que posee, y esto porque Malva ya no está y sólo queda de ella el material grabado y el archivo fotográfico. Sin embargo, se consigue hablar de un periodo histórico a partir de la mirada de un solo personaje.