UN PASADO QUE DUELE
Una fotografía cuidada y armónica recorre los primeros planos. Son una gran caricia para amortiguar el dolor de una historia de rechazo. Ante una sociedad cruel, se planta la amorosidad de personas como Malva. El documental de Carina Sama recorre, a partir de la vivencia de una persona trans, una historia de violencia. Malva fue una vanguardista de la lucha por los derechos del colectivo.
Menuda, de apariencia pequeña, Malva vive sus últimos años de vida abrazada a su identidad. Pero tuvo que llegar a vieja para poder emocionarse por el hecho de que la sociedad empezaba a hablar de los derechos de la comunidad trans. Aun con sus achaques, pudo, antes de morir, contar sus andanzas, su aventura para sobrevivir en la persecución.
Malva se come la cámara desde los primeros minutos. Su personalidad tranquila, su tono paciente, su manera de mostrarse hacen que quien la vea se sienta en casa. Ella invita a que la escuchen desde su amabilidad.
El documental es delicado en todos sus detalles. Cuida de su protagonista, la explora desde diferentes aspectos. Malva es las historias a las que accedemos; las angustias que aparecen con la cabeza en alto; la flexibilidad para no dejar de ser y poder ser; la compañera que pensó en cómo ayudar a las otras; la que tuvo que esconderse muchas veces y es otras tantas cosas más que no sabremos.
Al ser un documental que logró hacerle entrevistas, Malva toma protagonismo, además de lo que dice, desde la postura y sus formas. Una autorreflexión que se da en el documental es la incomodidad para generar encuadres armoniosos tras tener que perseguirla en sus andanzas dentro de la casa. La vemos así acostada, porque los años la han dejado sin fuerzas. Y aquí aparece esta idea de plantear desafíos hasta para ser filmada. Sin embargo, todo se vuelve de lo más armonioso en su palabra y a través de la dirección de Sama.
El documental complementa las narraciones de Malva con material de archivo. Aparecen algunos videos correspondientes a los años de los que se habla y fotografías de ella. Estos elementos nos permiten visualizar el ambiente, pensarla a la protagonista en aquellos lugares, en esa época.
La animación es otro recurso que se utiliza. Ese entrar en sus huellas digitales que propone es acceder a esa identidad que luchó por ser. El personaje animado camina entre los obstáculos que se le van cayendo encima: el Estado la reprime, la sociedad en su mayoría avala esto, las instituciones abusan de su poder por encontrarla un delito peor que cualquier otro delito y la prensa se encarga de reforzar este odio, bajo el lema de la “anormalidad”.
Aunque de pequeña duración, Con nombre de flor sabe condensar la información para hacer brillar a su protagonista. Los detalles y la forma en la que elige mostrar la vida y la palabra de Malva tienen fuerza e intensidad. El film tiene un qué muy atrayente, pero sabe darle el cómo para que luzca aún más.