Grata sorpresa croata.
Bienvenida una novedad proveniente de Croacia y Serbia que narra una historia original con personajes que irradian simpatía. La acción se ubica en una isla croata, adonde llega el joven cura Fabián, prontamente alertado de que el índice de natalidad de la población disminuye día a día. Pues bien, el sacerdote y un kioskero todoterreno, especialista en la venta de profilácticos, planifican la idea de pinchar los globitos y así aumentar el número de habitantes.
La primera hora del relato es lo mejor, ya que desde allí Con pecado concebidos ("Los niños del sacerdote" sería la traducción del original) articula un discurso leve pero eficaz, con escenas invadidas por personajes que parecen extraídos de una comedia italiana pero en tono minimalista, junto a un aprovechamiento integral del espacio geográfico que atañe a la isla balcánica. Allí, el experimentado cineasta Bresán emplea recursos de la comedia clásica en lo que se refiere a situaciones contadas a toda velocidad a través de certeros cortes en el montaje, además de enviar más que un dardo certero a la Iglesia Católica y su posición frente a la anticoncepción. En el último trayecto, la comedia trastoca al tema de la culpa del cura (la historia está contada como si se tratara de un secreto de confesión del protagonista a otro clérigo), surgiendo un caso particular –el de una mujer que vive en la isla– que se manifiesta por un tono grave y solemne que el film no tenía hasta entonces. Pese a esto, Con pecado concebidos resulta una grata sorpresa en medio de semanas con títulos candidatos al Oscar, por lo que sería una pena que pasara desapercibida por el público.