Policial francés a media máquina
La obra maestra de William Friedkin "Contacto en Francia" es uno de los grandes policiales de la historia del cine. La película generó casi inmediatamente una excelente secuela dirigida por John Frankenheimer, y ahora, tantas décadas más tarde, provoca esta curiosa derivación francesa que también se ubica en los años 70 para contar la verdadera historia del juez de Marsella que estuvo años obsesionado con encarcelar al principal zar de la heroína de su ciudad.
Hay que avisar que, salvo el tema, no hay ningún otro nexo verdadero entre la película de Friedkin y este nuevo film dirigido por Cedric Jimenez, que desde hace años viene especializándose en un género que el cine francés ha dejado prácticamente solo en manos de Luc Besson.
La historia es sumamente interesante ya que muestra el mismo conflicto del imparable trafico de heroína entre Marsella y Nueva York no sólo desde otro punto de vista más localista, sino también desde un ángulo de investigación más realista al ser un juez el centro del relato. La película tiene esos detalles propios del "polar", o cine negro francés, como ubicar a los personajes en boites propias de la gente del hampa, con un cuidado especial en los detalles de época que va desde los autos hasta la muy atractiva banda sonora que marca los distintos años, ya que el film transcurre entre mediados de los 70 y principios de la década siguiente.
Pero lo que le falta a "Conexión Marsella" es un poco más de picardía en la manera de exponer los hechos, al punto que por momentos luce más como uno de esos films italianos testimoniales de la época que describe que como un verdadero policial, a pesar de que no falten escenas de acción, algunas muy bien hechas. Lo que no abunda es el suspenso, ya que todo se cuenta de un modo directo y cantado para cualquier espectador que conozca el género. Por lo demás, las actuaciones son buenas, y todo está correctamente filmado, con el énfasis puesto en la cuidada ambientación de época.