Woody Allen está parado ahí, en un rincón del ring en el que su oponente se dispone a colocarle una decena de golpes certeros y fáciles. El director de Zelig parece tener la guardia baja y el Ivan Drago de turno (cualquier crítico elegido al azar) pone uno, dos , tres golpes. O mejor, una o dos estrellitas al final de la crítica. Y gracias.
La década pasada no fue del todo buena en la filmografía del viejo Allen (salvo por algunas dignísimas excepciones como Match Point). En ese sentido, este comienzo de ´10, con Conocerás al hombre de tus sueños, parece ratificar la sospecha de un derrotero por lo menos desparejo para los años por venir.
Esta nueva historia coral que nos presenta el director pone el foco en una mujer de mediana edad (Naomi Watts) insatisfecha con su pareja y su carrera profesional, y que en medio de su constante debate interno debe afrontar la separación de sus padres septuagenarios y la llegada de una novia poco convencional a la vida de su progenitor (Anthony Hopkins).
Pero Woody Allen, que parece disperso a la hora de narrar lo que sucede con su personaje central y sobre todo con los accesorios (el esposo, la vecina sexy, el jefe galán) no termina de cerrar la narración y a poco de comenzar el relato las aguas turbias de una película ociosa se hacen presentes y no abandonan el barco, al punto de hacerlo naufragar pese a los puntos a favor (la extraordinaria performance de Hopkins, la belleza inacabable de Freida Pinto, los muy acertados roles de Watts, Banderas y Brolin).
No hay más que eso, una sensación de copy and paste de parte de un realizador que está para mucho más y al que querríamos extrañar mucho menos. La próxima viene con Carla Bruni. Vale tanto temblar como ponerle unas fichas. Es Allen. Esperemos que los guantes de box puedan ser enterrados bajo el ring y que la filmografía del viejo Woody deje de ser surcada por suturas y párpados heridos.