Sr. montonero Allen, ¡renuncie!
Que está viejo. Que se repite. Que dale con eso de hacer una película por año. Que maltrata a sus personajes. Que es pesimista. Que otra vez esos títulos blancos, los mismos desde hace décadas. Que meta insistir con la voz en off. Que es misántropo (ni siquiera sé desde cuándo esto está mal). Que en los setenta era genial. Que ahora no. Un sector de la crítica (o algunos críticos) justifica que Conocerás al hombre de tus sueños es mala (o que no les gustó) esgrimiendo algunos de los argumentos que leímos arriba. Ah, porque si fuera de otro la cosa sería diferente, porque sería de otro, claro. Pero es de Allen, entonces tiene que ser brillante o nada. A Woody Allen se le pide, casi se le exige, que sea novedoso, gracioso, genial, que adore a sus personajes, que vuelva a Manhattan, que sea alto y de ojos azules. Que haga obras maestras o no haga nada. Que se deje de joder con estas peliculitas menores que no hacen más que copiar a Crímenes y pecados y Annie Hall. Que renuncie.
Conocerás al hombre de tus sueños es una buena película. Y es de Woody Allen. Toda la historia gira alrededor de la descomposición personal y de la posibilidad de relacionarse, de amar a alguien o algo. De la vacuidad de la vida y de la necesidad de disfrutarla aquí y ahora. Los personajes son varios pero el entrecruzamiento es bien sencillo, dos mujeres son el centro: Sally (la cada vez más cinematográfica Naomi Watts) y su madre (Gemma Jones), alrededor de ellas giran sus maridos, ex maridos, posibles parejas, y algunos más. Pero siempre el ojo está puesto en esas dos mujeres. Sally está casada con un chanta con pretensiones de escritor (Brolin) y su madre acaba de ser abandonada por un marido que se niega a envejecer. Todos están en la búsqueda: Sally de un futuro familiar junto a su marido, de una carrera después. La madre busca que le digan lo que tiene ganas de oír y le paga a una especie de mentalista trucha para eso, la que no es más que una de esas amigas que te reconfortan aun a sabiendas de que te están mintiendo. El padre necesita sentirse joven; la chica que ocupa ese lugar, una vida acomodada económicamente. El marido de Sally aspira publicar una nueva novela y tener a la mujer que aparece en la ventana de enfrente. Simplemente se busca.
En Conocerás… hay buenas dosis de humor alleniano intacto; y el tono de las imágenes, que ya es marca registrada, impacta directamente sobre el rostro bello, natural y abatido de Watts y sobre la mirada triste y esperanzada de Jones, poniendo en un gesto más significado que todo lo que se pueda decir (vean la discusión entre ellas). Sí, hay pesimismo, hay cinismo y hasta nihilismo y eso no está mal. Y cuando nada parece terminar demasiado bien, ahí está Helena (Jones) con su tall, dark, stranger para darle esa esperanza que clamaban sus ojos. Conocerás al hombre de tus sueños es la película de un director con altibajos, viejo y vigente y sin ganas de renunciar. No es una obra maestra –pensar que todo lo que filme debe serlo por el solo hecho de ser de Allen es un paroxismo autorista indefendible–, pero es una muy buena película.