Ya es cuestión de tomarlo o dejarlo: difícilmente Woody Allen le hable a un público nuevo –aunque cada uno de sus films incorpore, como quien quiere llenar un álbum de figuritas, a un actor novedoso–; difícilmente encontremos en alguna de sus películas próximas un soplo de un perfume que no hayamos olido antes. En “Encontrarás al hombre de tus sueños” hay elementos de “Alice”, “Maridos y esposas”, un cachito de “Hannah y sus hermanas”, y alguna otra cosa por ahí mezclada de sus grandes éxitos. Hay varias historias, todas ellas concatenadas: un hombre mayor que, en el ocaso de su vida, se divorcia y se va con una joven prostituta (Anthony Hopkins); su hija (Naomi Watts) que se enamora de su jefe (Antonio Banderas); la esposa de aquel (Gemma Jones), que cae en las redes de una adivina; y el esposo de aquella (Josh Brolin), que tiene lo propio con una joven (Freida Pinto). Así contado parece complicado, pero no lo es, aunque en Allen el azar introduce la exuberancia narrativa. La cuestión es si la película funciona. Sí, de a ratos. Algunas situaciones están muy bien y, en conjunto, es decorosa. Sin embargo, sigue en el realizador –cada vez más acusada– la tendencia a dejar una enseñanza, matizada con estoicismo. Es cierto: Allen es un director con una libertad notable y una fluidez que ya querrían muchos. Pero el fresco que nos pone ante los ojos es como si filmase para no perder la mano. Aunque sin dudas es más decorosa que “Vicky Cristina Barcelona” y la sobrevalorada “Match point”.