Construcción fija para habitación humana es la ópera prima de la directora Adriana Casas. Este es un documental que indaga en la vida de la gente que vive en su mismo edificio, y ella a la vez entrevista a especialistas en el rubro de la arquitectura y diseño, que le aportan información sobre los planes de construcción en Buenos Aires. Estos dos contrapuntos son el arma fuerte de esta valiosa película. Hay algo de sentimental en las historias de los distintos inquilinos que contrasta con la de los especialistas que es puramente informativa. La cámara de la directora mexicana se mete en la vida de todos ellos desde el plano general o simplemente espiándolos, como una voyeur o interesada en las vidas simples que son tratadas como grandes historias de sus vecinos… ¿y quién no inventó o espió alguna vez a los otros?
Algunos por supuesto son más interesantes que otros, y al no haber guión sino experiencias de vida, fluyen de forma natural. Por eso el único momento donde realmente flaquea se da justamente al principio, cuando la realizadora cuenta su propia historia y se nota lo guionado y lo forzado de su palabra.
En cuanto a los especialistas, la información que proveen muestra la problemática de la construcción de una edificación; un aporte valioso dado que no hay muchos documentales o films sobre esto. Construcción fija para habitación humana es buen acercamiento que no se queda en un muestrario superficial de su tema sino que lo trabaja lo justo y necesario. Hay incluso una precisión milimétrica en su corta duración (81 minutos) que hace que haya el espacio suficiente para cada uno de los protagonistas de la historia.
El edificio mostrado en su totalidad podría ser un edificio cualquiera; el hecho de no marcar la dirección lo hace universal. El estado de abandono también muestra una realidad que no hay que ignorar, ya no se le da prioridad al aspecto visual de un edificio, sino que se lo deja a su suerte. Hasta le puede chocar al espectador ver un edificio que en su interior está muy corrompido por el paso del tiempo y de los diferentes habitantes que entraron y salieron, pero lo que en realidad refleja es lo que hay en nuestros propios espacios.
Esta ópera primera demuestra que Adriana Casas en una realizadora a tener en cuenta, alguien que sabe de lo que está hablando, que sabe cómo mostrarlo y cómo acercarse al público. Pero sobre todo es una realizadora que muestra la realidad tal cual es, sin artilugios para embellecerla porque sabe que la belleza está en su honestidad, en estos especialistas que aportan su granito de arena a una cuestión no muy transitada en el cine argentino, estas personas que cuentan sus vidas e incluso su arraigo a una vivienda que en todos los casos en su espacio de tranquilidad, el lugar en donde descansar y ser ellos mismos, el lugar donde están seguros.