Construcciones

Crítica de Marcelo Cafferata - El Espectador Avezado

La Opera Prima de Fernando Restelli, “CONSTRUCCIONES” vista en la Competencia Internacional del 9º FICIC en Cosquín y que ha intervenido recientemente en la selección del DocBuenosAires, es un trabajo que si bien tiene en su mayor parte, un formato eminentemente documental, abreva –como tantas otras películas del género dentro de la producción reciente- en el formato de docuficción, generando de esta forma un mayor atractivo para el espectador que un simple retrato observacional de los protagonistas.
Restelli nos contará la historia de Pedro, un trabajador de la industria de la construcción e intentará representar en su figura, ese micromundo que se genera dentro de una obra, donde los obreros parecen quedar atrapados en un espacio alejado de la realidad.
Casi como en un pequeño universo paralelo dentro de la ciudad que se acentúa más, aún en el caso de los serenos de las obras - como Pedro nuestro protagonista- que dado el horario y el espacio tan particular donde cumplen su jornada laboral, ven complejizados sus vínculos familiares y sus horarios de descanso y el tiempo para poder estar junto a su hijo.
Este retrato de Pedro se emparenta fácilmente con la soledad, con esa “alienación” que vive como sereno en esas horas de encierro en donde la única realidad que se filtra del exterior es la voz de la radio, que Restelli inteligentemente usa para darle un contexto de encuadre temporo-espacial a la historia (diversos fragmentos periodísticos nos ayudan a situarnos en los momentos previos e iniciales del macrismo, en donde el planteo de todo un nuevo orden laboral y económico genera incertidumbre en el protagonista).
Pero esta referencia inicial para “CONSTRUCCIONES” es justamente sólo eso. Restelli inicia su recorrido en esta construcción material para hablar de otra mucho más intangible pero más profunda e interesante.
Es así como vemos este otro proceso de construcción tan fascinante y entrañable que es el vínculo que Pedro logra con su hijo, a quien cría como padre soltero y por lo tanto, la construcción más interesante que el director logra retratar es ésta de Pedro con su hijo Juampi, y lo hace con una cámara que adora a sus personajes y lo mira con una deliciosa y notable sensibilidad.
El juego de ambos frente a la cámara es enteramente disfrutable –una cámara movediza que los sigue y los acompaña mediante la técnica de cámara en mano y con el uso mayoritariamente de primeros planos -, tanto por la espontaneidad de Pedro como la frescura, la picardía y la simpatía de Juampi y uno de los sobresalientes méritos de Restelli es poder borrar su presencia en cada escena y que nos parezca que la cámara no está ahí.
Compartir esos momentos y charlas entre Pedro y Juampi es un verdadero deleite y Restelli sabe aprovecharlos al máximo, acompañándolos con otros pequeños personajes que completan el cotidiano de este obrero que representa a tantos otros: un retrato personal que sirve de descripción para contar algo mucho más universal.
Así se van borrando las barreras de la realidad documentada y la ficción que implica cada mirada dentro del cine.
Y la cámara amorosa de Restelli para con sus personajes, logra una profundidad, una intimidad y un nivel confesional que resulta sumamente acertado y atractivo, convirtiendo a “CONSTRUCCIONES” en uno de esos pequeños documentales que nos sorprenden positivamente y que nos dejan una cálida sensación de abrazo después de haberlos visto.