Según reza en la sinopsis “Contactos de Cuarto Tipo” (1) se basaría en hechos reales acaecidos en el pueblo de Nome, Alaska. Conforme la trama ideada y realizada por Olatunde Osunsanmi en ese pueblo se habrían dado innumerables casos de abducción (2) alienígena durante los últimos cuarenta años. Pero las evidencias no son contundentes, porque los hechos no fueron debidamente probados con certeza real, vale decir existencia real y efectiva. Hasta aquí los segmentos de un supuesto documental insertos en la historia. Con la presencia en escena de la psicoterapeuta Abigail Tyler entra en juego la ficción, vale decir la apreciación de hechos que no existen, o no tienen fundamento en la realidad, con el registro en video de diversas entrevistas con los supuestos abducidos y, al mismo tiempo, comienza a insinuarse sospechas sobre un encubrimiento por parte del gobierno.
En principio esta propuesta para su consideración cinematográfica, como gran parte de las que surgen, resulta muy atendible. Todo dependerá del tratamiento narrativo durante la elaboración del guión y su concreción mediante el lenguaje y la técnica propia de la manifestación audiovisual, cuyo resultado final podrá oscilar entre obra maestra y producción deplorable
Las primeras imágenes en pantalla muestran a la protagonista, Milla Jovovich, mirando a cámara, y avanzando hacia ella, en toma subjetiva (3) para informarle al espectador: “Soy Milla Jovovich. Interpreto a la doctora Abigail Tyler. Esta película es una dramatización de hechos ocurridos en octubre del 2000, está respaldada con imágenes reales de archivo”. El destinatario se predispone para compartir un documental...pero a poco andar comprueba que en realidad se trata de una ficción, inspirada en supuestos sucesos reales, que narrativamente se encuadra en la temática de ciencia ficción, es decir de acontecimientos posible desarrollados en un marco espacio-temporal que sólo existe en el mundo imaginario del generador de la obra, cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en el campo de las ciencias físicas, naturales y sociales. Una de las posibilidades lo constituyen los relatos que vinculas las relaciones humanas con los OVNI y los alienígenas.
El resultado de “Contactos de cuarto tipo” no pasa de ser un título más que se agrega, sin sumar nada interesante, a la larga lista que se acumula en la historia de la cinematografía relacionada con platos voladores y seres extraterrestres. Narrativamente en los primeros minutos genera expectativas, pero a poco andar el interés se desliza por un tobogán hasta perderse en la chatura, lo previsible y los lugares comunes. Técnicamente rutinaria, animada por un plantel de intérpretes de discretos valores dirigidos por un guionista-realizador que aún no domina los resortes para el tratamiento dramático de una historia plasmada en imágenes y sonidos.