Precedido de una interminable campaña publicitaria se estrena esta producción nacional que intenta hacer pie en el género del policial o el thriller. Alguien dice que basado en hechos reales, o siendo más claros que tales situaciones están sucediendo en el Buenos Aires nuestro de cada día, digamos, secuestran parejas de extranjeros para transformarlas en mulas internacionales. La historia comienza cuando Mateo (Benjamín Vicuña) y su novia Trini (Sabrina Garciarena) son secuestrados por una banda de narcotraficantes locales, lo obligan a él a viajar a Madrid para realizar una entrega mientras ella queda retenida por el jefe de la banda, un tal Eric Le Blanc (Carlos Belloso).¿A quién se le ocurrió el nombre del personaje? ¿Será el hijo de Libertad? Carlos Belloso parece hacer un esfuerzo sobrehumano para contener la risa cuando se presenta nombrándose. Pero el relato, por su comienzo intenta estructurarse como una especie de retrospectiva, no es el origen de la historia, si el inicio del recorrido del héroe en pos de resolver un conflicto que no buscó, y en principio no esta preparado para el mismo, del que, por el momento, desconocemos todo. Vemos a Mateo en la fila para atravesar el scanner de un aeropuerto, esta nervioso, transpira, observa, duda. Corte. Nos llevan a la génesis de la fábula. Mateo y Trini llegan a Buenos Aires, y lo que parece ser una parejita española de casi luna de miel es, en realidad, un viaje obligado para que él resuelva cuestiones familiares, o sea un argentino que se crío en España, ella, que sólo es compañía, también es argentina. Por una de esas casualidades, y no tanto, se topan con Nacho (German Palacios), un comisario de la policía federal, cuando rescata la cartera de la dama que ha sido sustraída en un arrebato de la mesa del bar en que los tortolitos están disfrutando de las apacibles tardes porteñas. Él creció en España, pero ella es NIC, nacida y criada en estas playas….. Hasta aquí todo bien, no tiene demasiado importancia los giros que intentan instalar sobre el final del relato, es casi inoperante, esta sería la sinopsis del filme, interesante por cierto, y uno puede perdonar en principio que todo sea demasiado previsible, que el relato avance con tropiezos, que no fluya, asimismo se puede dispensar que el diseño de sonido no respete ningún tipo de plano sonoro, da lo mismo si la acción sucede dentro del cuarto en que están los personajes, que si lo que escuchamos transcurre varios pisos abajo. También se le puede indultar que la música no cumpla ninguna otra función más que aturdir al espectador, por momentos parece suceder lo mismo con los actores, aunque sabemos que no es verdad, eso esta dado por las actuaciones, tema que retomaré en un instante. Volviendo a la banda de sonido, no es empática sobre la imagen, no genera suspenso de ninguna naturaleza, en la escena de pasión produce el efecto contrario, no excita sino que promueve a la distracción. Lo mismo ocurre con la dirección de arte, casi en exclusividad la fotografía sólo en función a fin de conseguir que se vea en pantalla sin esfuerzo, pero búsqueda estética, cero. En cuanto al guión, particularmente sería el menos pasible de ser condonado, pues no sólo su construcción es labil, sino que los diálogos transitan desde lo inverosímil hasta la estupidez más arraigada, que por esa cualidad de nivel de inteligencia ni siquiera promueve la sonrisa, sino que acumula sobre el fastidio del espectador. En cuanto a las actuaciones, otra variable que entra dentro del item de lo que se puede absolver. Nos encontramos con la protagonista, y Sabrina Garciarena esta bien, en serio, y en el sentido más globalizador del calificativo. German Palacios no tiene como sacar a flote a su personaje, no por impericia propia sino por que el mismo adolece de cualquier tipo de construcción, definición, desarrollo y progresión, se dice qué es, pero sólo queda en palabra. Un buen actor desperdiciado. El intérprete chileno Benjamin Vicuña, que hace de argentino criado en Madrid, es todo eso y más, por momentos le sale un porteño malevo apoyado en un farol, por otros un madrileño más acorde a Santiago Segura (actor y director de la saga “Torrente”), en otras ocasiones le surge su chileno, y si me apuran un poco hasta podría identificarse una tonada mejicana, así de no creíble su actuación, no da en ningún momento visos de poder seducir a la platea para que se crea otros personajes que aparecen casi sin presentación, y desaparecen sin justificación, por lo que su transito por la pantalla, y en la historia misma, es insubstancial, tal el caso de Juana Viale. Tampoco hace a la producción en particular presentar un descuido como que el personaje concurra a Ezeiza para su vuelo a Madrid a cumplir con el recado de los mafiosos, vestido con un chaleco lleno de droga en bolsitas y para colmo la escena transcurra en aeroparque. De manera aislada cada uno de estos aditamentos son tolerables, pero todos juntos…
"Nicolás, Pilar, Cata, Manuela y Nacho son amigos desde la adolescencia. A los veinticinco años siguen unidos, aunque con más diferencias que puntos de encuentro. Nico propone festejar la noche de año nuevo en la casa familiar del Tigre. Sin consultar Manuela, invita a Belén, su amiga de la infancia. La resistencia del grupo se hace sentir. Belén es superficial y vanidosa. Sin embargo, su deslumbrante encanto físico hace que los varones la acepten con menos reparos y el rechazo inicial parece superado. Nicolás es un ferviente seguidor de toda teoría que se oponga a la monogamia. El amor no existe y el hombre está hecho para saciar su deseo sexual con la mayor cantidad de mujeres posible, el resto son mandatos sociales, dice. Fiel a sus ideas, Nico seduce y pasa la noche con cada una de las chicas. Después de estar con Manuela - novia de Nacho, su mejor amigo - descubre que está enamorado. El sentimiento es irrefrenable y no duda en declararlo. El grupo entra en crisis. En medio de reproches y sinceramientos se sabrá que Nicolás no fue el único que rompió las reglas de la amistad". La historia protagonizada por cinco veinteañeros de clase media alta, en lo económico, pero intelectualmente superficiales, vacíos, apunta, como única meta manifiesta de la juventud a invertir su tiempo pasado, presente y futuro sumergidos en el sexo, la droga, el alcohol y los conflictos colaterales que pueden emerger entre sus interrelaciones. La propuesta sonaría interesante (rememorando quizá algunas realizaciones italianas y francesas de los '50 y '60), encarada como mero entretenimiento o apuntando a una apreciación crítica de actitudes y conductas humanas, enmarcada en cualquier género, considerado entre la tragedia y la comedia, pero planteo, desarrollo, entramado y culminación de las ideas temáticas, narrativas, conceptuales y estéticas presentan en el guión un tratamiento inconsistente y vacuo, tanto en las situaciones, los conflictos insinuados, como en los diálogos. Los personajes, como tales, sufren las lógicas consecuencias de los errores cometidos por el guionista primero y el realizador más tarde, lo que resiente la lógica, la verosimilitud, y la natural progresión dramática del relato y de quienes lo viven. Técnicamente sin peso, y en lo actoral sin gravitación. Los problemas planteados en éste caso no son lo excepcional en nuestra cinematografía de ficción, pues presenta, en mayor o menor grado, el deterioro agravado en el tiempo, durante las últimas décadas, respecto de los valores artísticos y/o comerciales de las obras generadas por nuestra producción, pudiendo rescatarse un mínimo porcentaje respecto de los estrenos anuales.
Es dable apreciar que la cinematografía argentina no está pasando por un buen momento artístico. En los últimos tiempos se estrenan anualmente un centenar de títulos en el circuito comercial (sumados formatos 35mm y DVD, en sus diversas variantes), pero no más de una media docena, en el mejor de las suertes, suelen interesar medianamente a los espectadores, según surge de la muy baja concurrencia a los cine del país donde se los exhibe. Bien podría, en este caso, aplicarse aquello de “mucho ruido y pocas nueces”. Los motivos son múltiples. Si bien no es este el lugar para un apropiado análisis al respecto, resulta oportuno señalar someramente algunos sobre la base de haber asistido a la proyección para la crítica, en la Sala 2 del cine Gaumont, de “Graba”, obra que acumula buena parte de las deficiencias que gravitan negativamente en el espectador. Fundamentalmente porque tema, historia y objetivos propuestos en el proyecto le resultan inaccesibles en razón de la pésima calidad de la banda de sonido, a punto tal que lo único rescatable de los diálogos corresponde a aquellas escena donde los personajes hablan en francés, ello gracias al subtitulado en español, mientras los desarrollados directamente en español se pierde en un noventa y nueve por ciento y, consecuentemente, su contenido. En este sentido baste señalar, como ejemplo, que un largo monólogo de la protagonista, que puede suponerse resume los problemas y conflictos que la afectan para comprensión de sus acciones, se pierde en un ciento por ciento. Esta situación deviene de la impericia de los responsables del diseño, registro, mezcla y edición del sonido. Lamentablemente la fotografía, a su vez, resiente los valores que pueden emerger de la imagen por un criterio de iluminación que no permite apreciar la gravitación del marco circundante ni el aporte facial y corporal de los tres únicos intérpretes, concordantes con los personajes de la narración, para sumirlos en una penumbra que resulta molesta en lugar de perturbadora Si el tratamiento del sonido es paupérrimo y el de las imágenes carece de fuerza expresiva, muy poco es lo que pueden aportar actrices y actores, aun tratándose de una buena actriz como Belén Blanco, entonces ¿qué es lo que queda para una obra cinematográfica que, a la postre, se trata de un audiovisual? Según la sinopsis oficial, María y Jérôme se enfrentan ante la pérdida de sus hijos. Ellos, herméticos en sus propios conflictos, intentan relacionarse entre sí, pero sólo logran hacerlo superficialmente. María, una inmigrante argentina inmersa en la ciudad de Paris, vive su proceso de inmigración y alquila una habitación en la casa de Jérôme, un fotógrafo parisino recién separado. Aunque el difícil momento por el que pasan los mantiene distantes ante todo lo que los rodea, igualmente logran darse cada uno lo que el otro necesita. Considerando lo señalado, el realizador (o director), que duda cabe, en esta ocasión erró el camino, porque no logró plasmar lo que había imaginado al encarar la propuesta, y ello desde el título mismo que uno no atina saber a que apunta.
Un rápido balance de los estrenos nacionales del año 2011 se lo podría resumir en la expresión: “mucho ruido y pocas nueces”. Se conocieron 72 títulos en el circuito de exhibición comercial, sumados los distintos formatos, incluido el DVD, de los cuales ninguno llego a reunir un millón de espectadores, pudiendo estimarse que sólo una decena podría haber alcanzado a recaudar en boletería lo suficiente para cubrir su costo, en tanto los restantes fueron a pura pérdida. La primera pregunta del cinéfilo radica en saber quién asume las pérdidas del capital invertido, y cómo cubre el productor/es aquellos créditos que le fueran otorgados para concretar el proyecto de no poder cumplir con el compromiso asumido. Nunca se tiene noticia de una empresa nacional productora, productor o productora, que haya ido a la quiebra (como en los EE. UU. le sucedió, por ejemplo, a Francis Ford Cóppola en dos oportunidades), o cuántas garantías presentadas para avalar el crédito fueron ejecutadas. También desconcierta que el bajo interés del espectador por las producciones presentadas, con las consabidas pérdidas sufridas por los inversores, no induce a los cineastas a reflexionar respecto de las causas, y analizar los giros necesarios para volver a ganar la atención de los potenciales destinatarios. Sea por una u otra razón, el divorcio entre cineastas y cinéfilos respecto de la cinematografía nacional es cada vez es más profundo, las relaciones más distantes, y no se vislumbra ningún cambio, al menos para el año 2012. Propuestas interesantes suelen empujar un proyecto, pero su frustración se aprecia a todas luces por historias endebles, desarrolladas en un guión carente del análisis y la autocrítica imprescindibles por parte su autor/es en cuanto a la elaboración de la progresión narrativa, la construcción y progresión de los personajes, la claridad expositiva y la definición conceptual, a lo que se suma una realización artísticamente pobre en lo estético (más allá de algunos aportes técnicos), descuidada respecto de la selección de los planteles de intérpretes, agravado por realizadores que no dominan el arte de la dirección actores. “La campana”, de Fredy Torres, es un claro ejemplo en cuanto de las apreciaciones formuladas. La apretada sinopsis oficial resume que se trata de una historia de amor desencontrado ambientada en el puerto de Mar del Plata durante la guerra de las Malvinas. Pese al clima adverso un pescador sale mar adentro escapando de sus emociones y se pierde, llegando a una zona denominada "La Campana", un lugar mítico en donde el tiempo se detiene. Mientras para él solo trascurre una tarde, en la tierra pasan más de veinte años. Al regresar al puerto, descubrirá que el país ya no es el mismo y las personas habrán cambiado. Si bien no dice mucho, la propuesta despierta curiosidad. Eso es todo lo que deja al finalizar la proyección. La narración tiene como eje dos personajes inmersos en una sucesión de episodios, no siempre bien hilvanados, por los que circulas personajes esquemáticos en demasía, que no alcanzan a ser secundarios, pero resultan algo más que circunstanciales. Deja sin definir ni resolver notorios baches de continuidad, tanto en la historia, los personajes y sus interacciones, e insinuados conflictos, a partir de sugerencias a las que le falta una adecuada siembra de información para intentar el armado coherente de un rompecabezas que ya en su origen se presento resquebrajado. El punto de partida y sustento de toda obra audiovisual es el guión, el cual, en este caso, es tan deficiente como lo fueron la mayoría de los concebidos para las producciones nacionales del año. Con ese punto de partida de Fredy Torres como autor, él mismo asumió la responsabilidad de realizar el film, contando con el aporte de un confiable equipo técnico, y la integración de un equilibrado plantel de intérpretes que adoleció de un guión sólido y una dirección clara y firme.
Juan MInujín es un actor argentino que ha desarrollado su carrera en teatro, televisión y cine, medio éste último en el que presentó su opera prima como director. El título “Vaquero” no da una pista sobre el género ni tampoco sobre la temática que Minujín abordó para hacer su primer trabajo como realizador cinematográfico, y recién al comenzar la película el espectador comprueba que el realizador cuenta la historia de un actor, un tema que él, lógicamente, conoce bien. Sinopsis de “Vaquero” Julián Lamar es un actor de reparto en el medio cinematográfico que, como todos sus colegas, sufre altibajos laborales tanto en cantidad como en calidad, por lo que se incrementa su tendencia a la depresión. Todos los días y todo el día está pendiente de las posibilidades de presentarse a castings, y mantener buenas relaciones con la gente del medio porque la posibilidad laboral puede surgir de la persona de la que menos se la espera. Las cámaras lo captan como un actor que sabe hacer su trabajo y lo disfruta, pero cuando dejan de rodar siempre vuelve a tener sensación de disconformidad con su carrera, pero no puede abandonarla porque es una profesión que irremediablemente lo atrapó. Hasta que le llega la posibilidad de integrar el elenco de una producción estadounidense, de las tantas que se filman en la Argentina y que incrementan sustancialmente la oferta laboral para los actores del país. Su rol será el de un vaquero y deberá componer su papel hablando en inglés. Análisis y comentario Como se menciona en párrafos anteriores, Minujín optó por contar una historia que se desarrolla en un ámbito que conoce mucho, y que en realidad parece el resumen de varias historias que el guionista seguramente vivió o vio vivir a sus colegas de actuación. Toda la trama está cargada de un ácido cinismo y en la primera parte del filme el espectador recibe el mensaje de la confusión que reina en el alma de Julián Lamar, quien no sabe si a su depresión la causa el ficticio mundo que trasciende del cine o su propio temor a reconocer que la vida real de un actor no tiene la fluidez de la vida que se actúa. Pero el protagonista también ve, y aquí está sin dudas la mirada del actor transformado en guionista, que ese “canto de sirenas” que se ve en las pantallas y en el escenario también atrae a personas ajenas a lo artístico que inmediatamente se suman “a vivir esa ficción”, y aquí el mensaje subliminal llega a ser corrosivo: “todos quieren pertenecer”. Juan Minujín no tuvo que preocuparse demasiado en la dirección actoral, si bien es un rubro que maneja bien, porque en el elenco contó con experimentados actores como Leonardo Sbaraglia y Esmeralda Mitre que compusieron su roles en un mismo y sostenido nivel con lo que se logró un elenco homogéneo. Pero a Minujín su ansía de mostrar desde adentro las falencias de un medio fabuloso le jugó una mala pasada, recién en la mitad de la narración se plantea un conflicto, cuando el metraje que pasó influye en el que “está por venir” y suma reiteraciones. En el tratamiento dado a la imagen para que determine la situación, Minujín demuestra una gran preocupación para que su película se destaque por sobre el estilo de los filmes argentinos estrenados en 2011 con rodajes hechos dos o tres años antes, por lo que filmó muy poco con cámara en mano, quizá a sabiendas de que el abuso de ese sistema recarga las escenas y dispersa al espectador. Es una opera prima auspiciosa de la carrera como director cinematográfico de un experimentado actor.
El director y guionista Francisco D´Intino estrenó la película que realizara en el año 2008 titulada “El fin de la espera”. La trama cuenta sobre un hombre de 65 años, Jacinto, que trabaja al frente de una granja-hogar para niños desamparados con innumerables dificultades que, sin embargo, no quiebran su ánimo sino que lo empujan a seguir luchando mientras “espera” que quienes tienen que tomar decisiones que lo ayuden, se dispongan a cambiar su angustiante situación. Pero las cosas empeoran cuando un fenómeno climático arruina los cultivos de la granja, la fundación que ayudaba a la institución decide no seguir proporcionándole asistencia y los niños internos se fugan. Jacinto se queda con la única compañía de una jovencita embarazada y un niño, los tres seguirán en la “espera” de que las cosas mejoren. Jacinto cree que por fin su espera ha terminado y todo mejorará cuando llega a la granja el ministro de Bienestar Social, pero pronto descubre que no será así y se da cuenta que él ya no está dispuesto a seguir esperando que las cosas las arreglen los demás, y actúa impulsivamente para lograr los medios que lo ayuden a cumplir el único propósito que tiene en su vida: que todo funcione sin problemas. D´Intino, también guionista de esta película, muestra la vida de un hombre muy idealista que espera que sus buenas acciones sean reconocidas por los demás y que éstos lo ayuden para que él pueda seguir con la misión que se autoimpuso. El guión también se ocupa de la corrupción de los políticos que “esperan” llegar al poder para enriquecerse, y sólo ayudan a los necesitados “esperando” que ese hecho se vea y les reporte votos, aunque esta subtrama ha quedado poco desarrollada para ocuparse más en destacar los escollos administrativos que a cada paso encuentra Jacinto. Jacinto y el ministro son los únicos personajes que tienen un desarrollo activo en la trama, los demás sólo son roles de soporte necesario con una personalidad “fija” para que no alteren el hilo conductor, sin embargo esto implicó que las subtramas se resuelvan demasiado rápido luego de algunas reiteraciones que atentan contra la atención del espectador. En medio de una película que cuenta lo que pasa pero sólo entrega un mensaje que puede ser muy discutido por el espectador, se destaca la labor de Ulises Dumont como Jacinto, el protagonista de la historia. Dumont demuestra en éste filme todo el oficio que tenía y no compuso sino que se respaldó en su “physique du rol” (muy apropiado), dándole transformaciones muy sutiles a su personaje, algo difícil de lograr en cine, donde el actor debe mantener una línea de construcción en medio de cortes y a veces con tomas alternadas. El haber logrado un armado perfecto de un personaje que tiene un protagonismo exclusivo hizo que el resto del elenco realizara una labor homogénea, algo que, llamativamente, no logró D´Intino en su filme posterior (“Rita y Li”, 2011), donde ya no estaba Ulises Dumont. No puede clasificarse a esta película como de denuncia, sino como testimonial de situaciones que todos “esperamos” dejen de suceder.
Warner Bros, siguiendo la tendencia de realizaciones basadas en comics lanzó la película de “Green Lanterns” (“Linterna Verde”), un guardián humano de la paz intergaláctica, que es un personaje de historieta de la editorial DC comics pero no tan popular como lo son Batman y Superman, que también son superhéroes de esa casa editora. Según las historietas hay cuatro Linterna Verde humanos, pero en la película se toma sólo a uno de ellos, a Hal Jordan, a quien como Green Lanterns se le asignó el Sector 2814, donde se encuentra el planeta Tierra. Comentario sobre la película Pasar un personaje de la historieta al cine significa una ardua tarea para elaborar una adaptación que deje conforme tanto a los fans de los comics como a los cinéfilos, porque éstos exigirán encaje técnico mientras que aquellos preferirán la fidelidad narrativa. El equipo de guionistas tuvo en cuenta que muchos espectadores desconocerían al personaje, sobre todo en su faz humana, y realizaron una extensa presentación del perfil de Hal Jordan que ocupa un metraje considerable de la historia. Así, parte de la platea podrá conocer al personaje, pero a los fans les pueden resultar tediosas las reiteradas escenas que tratan sobre los miedos del muchacho, aunque el mensaje subliminal del filme sea que trabajar en la superación del miedo es el primer paso que permitirá a un humano convertirse en su propio héroe. La primera parte de la realización desarrolla una comedia con marcados tintes irónicos y finalmente llegan las batallas en medio del espacio exterior, hasta en agujeros negros que curiosamente no desmaterializan al protagonista. Los combates son cortos aunque llenos de efectos especiales y el “timeline” que usó el director Martín Campbell es casi más rápido que las estrellas fugaces que se ven en pantalla, todo es muy vertiginoso y dura muy poco. El sistema 3D está por postconversión así que en las batallas no hay nada que “salte a la platea” y haya que esquivar. Ryan Reynolds tiene el physique du rol para interpretar al protagonista, pero tiene un notorio mayor rendimiento cuando “hace de humano” que cuando “hace de héroe”. Hay pasajes en que se lo nota disociado y se mantiene a la expectativa, evidentemente no tuvo la dirección actoral necesaria para tantas escenas en croma. Blake Lively interpreta a Carol Ferris, la mujer que mantiene con Hal una relación que se parece a una ambigüa prolongación de un noviazgo; su papel no está desarrollado totalmente y no le permite mucho lucimiento. Quien se destaca en el elenco es Peter Sarsgaard en su composición del Dr. Héctor Hammond. Tim Robbins y Angela Bassett aparecen, y provocan mucho interés en los espectadores, en roles que poseen un cierto desarrollo que los aleja del mero cameo. Conclusión Se recomienda a los espectadores no retirarse antes de que finalicen los créditos para que no se pierdan el adelanto de la secuela de “Linterna Verde” que ya se está preparando. Es una película que conformará a los fans de los comics y será mayormente disfrutada por los amantes de los efectos especiales y por los seguidores del cine de acción.
Recién comenzado el tercer milenio se dio en la Argentina una conmoción social cuando una gran parte de la población se sintió defraudada por sus gobernantes. La crisis económica se convirtió en una especie de “desesperanza”, con la curiosa reacción de un sector de los argentinos que decidió que su país no era el lugar apropiado para continuar viviendo. Se generalizó una crisis de identidad y casi todos los descendientes de inmigrantes cayeron en la cuenta que podían, en muchos casos, reclamar la nacionalidad de sus padres o abuelos europeos e instalarse en la Comunidad Europea donde todo parecía funcionar “como se debe”. Muchos argentinos volaron hacia Europa donde los títulos universitarios que ostentaban no fueron valorados en la medida que ellos pensaban que lo serían, y terminaron trabajando en tareas que en la Argentina nunca harían porque “les daría vergüenza”. Una gran proporción de esos emigrantes volvieron y ocultaban “su frente marchita” (como dice el tango) con el argumento que habían dejado las oportunidades europeas porque extrañaban todo, absolutamente todo. El argumento Esas extrañas migraciones de gente que se fue y volvió es la punta de base argumental de la película “Güelcom”, titulada con un neologismo originado en la mala pronunciación de un saludo en inglés que a lo largo de la proyección aparece en pantalla en diferentes idiomas. La historia está desarrollada en el género de la comedia romántica, porque la trama principal cuenta el reencuentro de una pareja que se ha separado cuando ella decidió emigrar a España. Sinopsis Ana se marchó a Europa para continuar con su profesión de cocinera, pero terminó trabajando como camarera y vuelve a la Argentina para asistir a la boda de unos amigos. Los contrayentes también son amigos de Leo, el ex novio de Ana, al que ella abandonó para vivir su aventura europea. El reencuentro entre Leo y Ana es inevitable, aunque la reconciliación es difícil, se han acumulado rencores y la vida, lejos el uno del otro, los ha cambiado. Toda la historia está hilvanada con una especie de decálogo sobre “las frases más usadas por los argentinos que se van del país” que el personaje de Leo, a modo de reflexión, descarga continuamente al espectador. El director Yago Blanco, director de “Güelcom” es también su coguionista junto a Diego Núñez. Su primer largometraje fue “Los domingos son para dormir” (2001), y ha participado en el como camarógrafo de varios cortometrajes que han ganado premios en diversos festivales. También dirigió el corto “Intrusos” (1996) con el que ganó el premio del Festival Buenos Aires Joven II. Crítica a la película “Güelcom” El director Yago Blanco realizó una labor en la que el género de la comedia romántica es indudable, pero con mucho más de formato televisivo que cinematográfico. El ritmo decae muchas veces aunque logra remontarlo insertando las frases del decálogo del protagonista, y de esa manera el espectador vuelve a prestar atención a una trama cuyo desarrollo es previsible. Una parte del elenco demuestra poseer sólo rudimentarios elementos actorales, y seguramente la elección de esos actores se basó más que nada en la popularidad que han alcanzado en televisión. Los protagonistas, Mariano Martínez y Eugenia Tobal, no logran transmitir la emotividad de sus personajes en ningún momento y hacen uso reiterado de “tics” personales ajenos a sus roles. Maju Lozano arma y desarma la parte física de su personaje y sus intentos de elaborarlo emocionalmente se ven frustrados, llamativamente en ella, por una voz poco trabajada y con resonancia nasal. Peto Menahem realiza un buen trabajo con su personaje de Javier, aunque la deficiente labor de sus compañeros hace que se desluzca en gran parte de la película. Se destaca Gustavo Garzón con equilibrados toques que revelan que sabe lo que debe hacer un actor de comedia. También son para destacar los trabajos realizados en esta película por Nicolás Condito y Paula Morales, quienes lograron la precisión exacta que necesitan sus personajes para hacerlos creíbles sin caer en desbordes. Un mensaje con esperanza La película “Güelcom” de Yago Blanco contiene el mensaje subliminal de la esperanza de que no siempre todo se perdió, que generalmente hay algo para rescatar y que las personas pueden volver a conectarse. Y que no a todas las personas que emigraron de la Argentina les fue tan mal, aunque no se cumplieran todas sus expectativas. Esta realización pareciera estar dirigida, por su formato y por su elenco, hacia los seguidores de los actores que la protagonizan.
Cuando llegan las vacaciones de invierno, también llegan los estrenos de teatro y cine dedicados a los estudiantes que querrán aprovechar el tiempo libre para divertirse y pasarla bien. La cartelera de cine en este invierno 2011 cuenta con “Hermanitos del fin del mundo”, una producción nacional filmada en su totalidad en Ushuaia, la ciudad más austral del mundo. Está protagonizada por Diego Topa y Muni Seligman, y los acompañan en los principales roles secundarios Norma Pons, Mimí Ardou, Fabio Aste y Elizabeth Killian. La dirección es de Julio Midú, quien hace diez años escribió la historia y posteriormente elaboró el guión con Fabio Junco. Los guionistas Julio Midú y Fabio Junco son los creadores del movimiento cinematográfico de la Argentina conocido como “Cine con vecinos”, además organizan el Festival de Cine de Saladillo, en la ciudad del mismo nombre de la provincia de Buenos Aires. Midú y Junco llevan realizados tres largometrajes independientes en los que trabajaron conjuntamente como guionistas y directores. “Hermanitos del fin del mundo” es el largometraje con el que se lanzan al cine comercial, apoyados por Argentina Sono Film y Disney Company. La sinopsis La película narra lo que sucede en un hogar para niños huérfanos ubicado en Ushuaia. Allí trabajan Pato, como profesor de música, y Pirucha, quien más que tarea de educadora cumple rol de “hermana mayor” de los niños a los que se protegen en ese hogar. Pato sueña con ser un cantante famoso, pero reconoce que su timidez le impedirá presentarse ante un público expectante. Pirucha es emprendedora y enérgica, quien junto al “profe” sostienen en el hogar un estado de felicidad y alegría permanente, bajo la supervisión de la directora del establecimiento, la colaboración de la maestra de inglés y la ayuda de un jardinero un poco impertinente. Pero la felicidad es amenazada repentinamente por la decisión de los propietarios del edificio de ponerlo en venta. Pirucha y Pato proponen que entre todos reúnan el dinero para comprar ellos el edificio, pero la cantidad está fuera de su alcance. Deciden entonces proponer recurrir a la colaboración al conjunto musical “La pandilla de Sol” para que realice un recital a beneficio, idea que es aceptada, cuya recaudación, junto a la cantidad reunida y a la ayuda que les brinda un empresario parece solucionar el problema. Pero sólo parece que llega la solución, porque al problema se suma la intención de Malva Dalton, una extravagante dama millonaria, de ser ella quien compre el edificio, para cuando sea la propietaria cerrar el hogar para huérfanos de forma definitiva. Allí comienzan la acción, las corridas y las situaciones cómicas para tratar de que Malva no se salga con la suya. Crítica a “Hermanitos del fin del mundo” El planteamiento inicial del guión, los conflictos y el carácter impreso a algunos personajes recuerdan mucho a las historias de programas de televisión con target “teen” que se han visto en los últimos quince años, sobre todo en las producciones de Cris Morena Group. Es una fórmula argumental que ha dado muy buenos resultados de rating, que ha sido éxito de taquilla en versiones teatrales estrenadas para vacaciones de invierno, y ha conformado un formato televisivo que se ha vendido a muchos países. El bosquejo argumental de hogar de huérfanos, maestra buena (y bella), directora que mucho no dirige, y un personaje malo con personalidad “teatral”, ha llegado al cine en el género de comedia. Tiene mucha música pop alegre y pegadiza, pero no llega a ser una comedia musical porque sus cuadros musicales son buenos pero están fragmentados. Es de destacar las habilidades y acrobacias de algunos integrantes de esos cuadros, aunque pareciera que no se trata de bailarines profesionales. Los personajes no son complicados en su composición. Diego Topa (Pato) lleva muchos años en la televisión y el teatro con historias destinadas a los “teen”, e incluso a niños más pequeños, y es un ídolo del género donde se afianzó por su carismática imagen de “muchacho buenote”. En esta realización se nota su seguridad actoral y vuelve a demostrar que canta muy bien. Muni Seligman (Pirucha) también incursionó televisivamente con historias parecidas lo que, al igual que Topa, hace que le transmita seguridad a su personaje. Norma Pons se destaca en su rol de Malva Dalton, un personaje al que el espectador puede llegar a perdonarle sus “maldades”. Elizabeth Killian (directora) y Mimí Ardou (profesora de inglés) componen sus personajes con la mesura necesaria. Fabio Aste (el jardinero) logró no desbordarse con el suyo, que quizá sea el más malo. Muchas situaciones tienen el desarrollo de las escenas en locaciones al aire libre, lo que permite al espectador admirar los hermosos paisajes con los cerros y el mar que rodean a Ushuaia. Los espectadores desde los cinco años podrán disfrutar de esta realización, y los que están en el segmento “teen” pueden llegar a identificarse con algunos personajes, tal como le sucede a Pato, el protagonista, con “La Pandilla de Sol”, el grupo musical que él admira. (Carlos Herrera).
Los géneros cinematográficos pueden ser considerados y analizados desde dos ángulos. Esto es, según el tratamiento técnico con el cual se realiza la obra, pudiendo encuadrándola como documental, ficción o animación, o conforme la graduación de los tonos, o matices, dramáticos que proponen los autores, los que oscilan del mero entretenimiento al grado más elevado de la narrativa en el planteo y desarrollo de la propuesta temática y conceptual, cuya base se encuentra en la tragedia, el drama y la comedia con todas sus posibles derivaciones. El escoses John Grierson (1898-1972) es quien introduce en el léxico cinematográfico el término “documental” para definir un género específico, con el que significó la selección y el análisis de los acontecimiento de la vida real. Afirmó que “el documental no es más que el tratamiento creativo de la realidad”, después de ver una proyección de ”Moana” (1923-1926) del estadounidense Robert J. Flaherty (1884-1951), reflexionó: "El documental realista, con sus calles, ciudades y suburbios pobres, mercados, comercios y fábricas, ha asumido para sí mismo la tarea de hacer poesía donde ningún poeta entró antes y donde las finalidades suficientes para los propósitos del arte no son fácilmente observables. Eso requiere no sólo de gusto, sino también de inspiración, lo que supone, por cierto, un esfuerzo creativo laborioso, profundo en su visión y en su simpatía". Aun considerado que el proyecto del género siempre se fundamenta en un documento (testimonios incluidos) de la realidad presente o pasada, la significación de su contenido depende del grado de imparcialidad con que operen sus responsables al abordarlo, por ende, los méritos serán mayores cuanto más alejados se encuentren del manipuleo en función de posible intereses de cualquier naturaleza que estén en juego. El crítico, historiador, docente guionista, realizador y teórico español Manuel Villegas López (1906-1980) expresó en algún momento: “El documental empieza con el documento y termina con el argumento. Un documento no es aún el documental, y la ficción de un argumento comienza a cruzar la insobornable veracidad hacia las zonas de la fantasía. Por esto, los límites del documental son tan vagos y problemáticos, propensos a toda discusión. Pero sin veracidad no hay documental, como no lo hay sin hacer con ella una obra de arte.” Establecido que el documental siempre tiene como elemento básico un documento de la realidad, a diferencia de la ficción y animación que navegan en la nebulosa de la los sueños y la fantasía, “Justin Bieber....” es un documental, pues refiere a grosso modo la vida y trayectoria musical del “niño prodigio del pop” estadounidense contemporáneo -al menos desde la visión comercial- consagrado en lo que va del siglo XXI. Narra muy esquemáticamente la vida del canadiense Justin Drew Bieber próximo a cumplir 17 años (nació en Ontario el 20 de marzo de 1994). Criado por su madre soltera, desde que comenzó a caminar denotó un gran sentido del ritmo jugando con los distintos elementos que llegaban a su alcance, los que con el paso del tiempo fueron supliendo con instrumentos musicales de juguete para pasar su jugar a otros reales. A los 12 años participó en un concurso de canto en Startford ocupando el segundo lugar, tras Ferns Bmubez. Su madre no se amilanó A finales de 2007, Justin y su madre comenzó a colocar videos en YouTube, para que su familia y amigos que no pudieron asistir a sus actuaciones sean capaces de verlas, alcanzando la fama considerable por hacer covers de artistas de renombre Su descubridor e impulsor fue Scooter Braun, un ex ejecutivo de marketing de So So Def, quien vio accidentalmente uno de sus videos de 2007 en Internet mientras buscaba videos de otro artista musical. Impresionado, investigó el teatro en el que Bieber se estaba presentado en aquel momento. Inicialmente su madre se mostró escéptica, pero la fortuna estaba del lado de Justin, que entonces contaba con tan sólo 13 años de edad, viaja con Braun a Atlanta, Georgia, para que grabase su primer demo. Una semana después de su llegada, tuvo la oportunidad de cantar para Usher, quien se interesó en él. Bieber firmó un contrato con Raymond Braun Media Group (RBMG), una empresa conjunta entre Braun y Usher. Posteriormente Usher planificó una audición con Antonio L.A. Reid de Island Def Jam Music Group, quien firmó a Bieber en Island Records en octubre de 2008, y lo que resultó en un acuerdo comercial conjunto con RBMG. Justin y su madre decidieron establecerse en Atlanta, ciudad de residencia de Usher y Braun —quien se convirtió en su mánager—, para que pudiera desarrollar su carrera musical. El 17 de noviembre de 2009 lanzan su primer simple, recibiendo críticas positivas y una certificación de platino por la RIAA, convirtiéndose en el mayor debut de un nuevo artista en el año, y el certificado con disco de oro en Australia y Nueva Zelanda, además de que hizo a Justin el primer artista en toda la historia de la Billboard Hot 100 en tener cuatro sencillos de un álbum debut en el Top 40 antes del lanzamiento de álbum, el que fue lanzado el 23 de marzo de 2010, emprendiendo luego su primera gira de conciertos que sumo 100 presentaciones en un año. “Justin Bieber....” resume el meteórico ascenso hacia el estrellato incluyendo imágenes familiares desde sus primeros meses de vida, testimonios de otros artistas de su generación, como Miley Cyrus o Jaden Smith, utilizando como columna vertebral el registro de su presentación en el Madison Square Garden de Nueva York El origen del documental se remonta al mes de abril de 2010, cuando Justin estaba tratando de crear una película basada en su vida, afirmando que él quería tener su propia versión de “8 Mile”, film biográfico del rapero Eminem. Esa idea se convirtió más tarde en un documental que cuenta con tomas del joven Bieber cuando era un niño pequeño y se mezcla con material de su gira de conciertos. En principio contaba con el director de “An Inconvenient Truth” David Guggenheim, pero finalmente éste se bajó del proyecto cediendo su lugar a Jon Chu. Cinematográficamente la producción es de muy relativo interés como documental (que bién podría pasar como un relato de ficción), no aporta nada distinto a cuanta obra de similares características que hemos visto destinada a promocionar a nuevos ídolos de la música destinada a los adolescentes. Sigue los lineamientos estructurales clásicos con material bien filmado, adecuadamente seleccionado y compaginado. Cumple su cometido si despierta en los empresarios locales interesen para que Justin visite el país y haga presentaciones en alguno de los escenarios destinados a ese fin. Jon Chu se involucró en esta realización con la idea de encarar, a su debido tiempo, otras dos realizaciones siguiendo el desarrollo de la carrera del protagonista documentando su trayectoria futura. El proyecto no parece tan descabellado como se podría suponer si tenemos en cuenta una información, coincidente con el estreno del documental entre nosotros, por la que nos enteramos que un mechón del cabello de Justin se subasta el miércoles 02 de marzo de 2011 con fines benéficos, y que al 25 de febrero había recibido ofertas que alcanzaron los 6.700 dólares. Según el cable la estilista que cortó el pelo le dijo a la revista “People” que el cantante de "Baby" había hablado durante meses sobre la posibilidad de cortarse el pelo y adoptar un "look" más maduro."Cortarte el pelo forma parte de la evolución y el proceso de crecer para cualquiera, y creo que él simplemente estaba preparado", dijo la peluquera Vanessa Price a la revista. "Llevamos hablando de eso durante los últimos 6 meses, más o menos, desde luego lleva gestándose algún tiempo", añadió. Como toda decisión importante, tuvo su proceso largo de meditación… Algo para destacar. Varios de los adultos del entorno de Justin que dan su testimonio refieren lo dañino que puede resultar alcanzar la fama a tan corta edad, salteando las naturales vivencias de la infancia y la adolescencia, las que son avasallada por la despiadada explotación del mundo de “los grandes”. El caso del protagonista desde los 6 años vivió inmerso en la música; desde los 12 grabando y haciendo presentaciones; a los 16 realizar una gira de 100 conciertos en 12 meses. ¿Cuando fue niño, infante, y comenzó su adolescencia? ¿Como escubri esos mundos que nos marcan para siempre? Me viene a la memoria una charla que hace décadas mantuve con Narciso Ibañez Menta, quien comenzó su carrera teatral en la compañía de sus padres cuando tenía 3 años y vivió sobre múltiples escenarios de España y América. En la oportunidad, con amargura –y un dejo de reproche a los mayores- me expresó que le dolía no haber tenido infancia ni niñez:, “nunca supe lo que era jugar, nunca tuve amiguitos para jugar con ellos, en esa etapa sólo fui “Narcisín”, un niño prodigio- actor ambulante” Un detalle: La producción ha sido estrenada como 3D, pero sólo un 25%, con los títulos sobreimpreso incluidos, fueron registrado en ese proceso, lo restante se presenta en 2D.