RÁPIDOS Y (NO TAN) FURIOSOS
Contra lo Imposible es mucho más que una película de carreras
Christian Bale y Matt Damon se complementan en la pantalla para recrear uno de los hitos más celebrados del mundo automovilístico. La historia del deporte está plagada de hitos que, muchas veces, pasan desapercibidos para los simples mortales, pero no para aquellos iniciados. Por suerte existe Hollywood, que los rescata del panteón y los convierte en relatos irresistibles para cualquier tipo de audiencia, incluso para los que no suelen apostar por este tipo de películas a la hora de entregar sus pesitos en la boletería. Por eso, las mejores incursiones cinematográficas deportivas son las que logran apartarse del modelo ganador, la disciplina en sí, las rivalidades y los triunfalismos, y contar algo más, como es el caso de “Contra lo Imposible” (Ford v Ferrari, 2019).
James Mangold resultó ser un director versátil y muy correcto. En su haber tiene todo tipo de proyectos como “Johnny & June - Pasión y Locura” (Walk the Line, 2005), la remake de “El Tren de las 3:10 a Yuma” (3:10 to Yuma, 2017) y “Logan” (2017), para muchos, una de las mejores películas comiqueras de los últimos años, una historia más seria y oscura que ayudó a cimentar el éxito de películas como “Guasón” (Joker, 2019).
Mangold y los guionistas Jez Butterworth (“007: Spectre”), John-Henry Butterworth (“Al Filo del Mañana”) y Jason Keller (“Espejito Espejito”) rescatan uno de esos hitos, pero se concentran en la amistad y la tenacidad que lo llevó a cabo. Más precisamente la colaboración entre el diseñador e ingeniero automotriz Carroll Shelby (Matt Damon) y el experimentadísimo (y temperamental) piloto inglés Ken Miles (Christian Bale), principales responsables de la creación y suceso del Ford GT40, auto de carreras que se le animó a la imparable Scuderia Ferrari.
Todo arranca en los primeros años de la década del sesenta cuando Henry Ford II (Tracy Letts) busca una mínima gota de inspiración entre sus numerosos ejecutivos para revitalizar la estancada Ford Motor Company. Ahí es cuando entran en juego las absurdas (y no tanto) ideas de Lee Iacocca (Jon Bernthal), vicepresidente de la empresa: comprar Ferrari (junto a su famosa escudería) para aumentar sus ventas y, de paso, estampar su nombre en la línea ganadora de Las 24 Horas de Le Mans, la carrera de resistencia más longeva y afamada del mundo.
Shelby, el que pone la cara
Cuando el engreído Enzo decide romper el trato y aliarse con Fiat ante la inminente bancarrota, el aún más orgulloso Henry II le ordena a Iacocca y su gente concentrarse en su propio equipo de careras y construir ESE auto capaz de vencer a Ferrari en Le Mans. Shelby, piloto retirado y campeón de dicho certamen en 1959, resulta ser el mejor hombre para la tarea junto a su propia empresa automotriz, pero decide aliarse con su buen amigo Miles, cuyo temperamento no cae tan bien entre los trajeados muchachos de Ford, sobre todo Leo Beebe (Josh Lucas), encargado de la imagen y el marketing de la compañía.
“Contra lo Imposible” es un relato clásico y sencillo desde su narrativa que muestra la lucha de este dúo dinámico para cumplir las exigencias de Ford y sus propios sueños, el ensayo y error para crear la máquina perfecta, ponerle el pecho a las constantes negativas de Beebe, y no arriesgar su amistad en el camino. Claro que hay encontronazos y golpes (literales) de por medio, pero si algo es seguro, es que hay algo inherente que une a estos dos personajes, alma y pilares de la historia que Mangold decide contar. Por supuesto que nos pasea por las vertiginosas pistas de Francia y otros tantos lugares, dejando la adrenalina para el final, pero es la relación y sus logros conjuntos, lo que más se conecta con el espectador.
Carroll y Ken, juntos a la par
Bale y Damon hacen una pareja perfecta y se cargan al hombro esta aventura súper tuerca que, no por ello, deja de ser muy sincera y visceral. Sí, estanos a mediados de la década del sesenta, y sí, la testosterona se vuelve protagonista, pero los realizadores no desperdician ni un segundo de Caitriona Balfe en la pantalla como la incondicional esposa de Ken, Mollie Miles, ni los del joven Noah Jupe como su hijo Peter, humanizando todavía más a estos ídoslos de las pistas.
No hay nada glamoroso en “Contra lo Imposible”, pero sí una historia emocionante y muy bien llevada que atrapa más allá de la anécdota de Ford, Ferrari y Le Mnas. Hay humor, hay drama y esos momentos electrizantes de tensión cuando llega el tercer acto y Mangold saca a relucir todas sus armas y dotes, recreando esta carrera que quedó en los anales. Su presupuesto no es acotado y esos millones están muy bien invertidos en la reconstrucción de la época y la velocidad de las pistas, pero también en al cachet de un elenco que se luce.
El equipo de los sueños
La música de Marco Beltrami y Buck Sanders, la fotografía de Phedon Papamichael, el montaje, todo está en función de contar la mejor versión de esta historia biográfica que tiene ganas de colarse entre las nominadas al Oscar de este año. Claro que se ajusta a la perfección a los cánones más clásicos de la Academia, pero lo hace con dinamismo y frescura, una visión ‘empresarial’ más moderna que siempre choca con lo artístico -porque también hay arte a la hora de crear un vehículo y probarlo en las pistas- (¿les suena esta discusión?), y el talento de dos figuras protagónicas que hacen honor a sus contrapartes de la vida real.