Que golpe de adrenalina espectacular que te pega esta película. Sin dudas una gran sorpresa y que se convierte -a toda velocidad- en uno de los estrenos del año.
En lo particular, conocía muy poco sobre esta historia y me alegra haberla descubierto de una manera tan épica.
Al igual que con Rush (2013), aquel genial film de Ron Howard en donde pudimos ver bien la rivalidad entre James Hunt y Niki Lauda, aquí sucede lo mismo pero entre dos empresas, que en realidad son dos símbolos y están muy bien jerarquizados.
Además de su espectacularidad, el film es muy sincero, transmite mucho sentimiento a través de sus personajes.
Y es Christian Bale quien, otra vez, se roba el show.
Más allá de su pérdida de kilos y transformación de su cara como consecuencia, otra vez nos brinda una deslumbrante interpretación de la cual es imposible escapar y caer rendidos como espectadores.
Con Matt Damon a su lado, componiendo una gran dupla. Una fantástica historia de amistad entre dos personas diferentes, pero con una pasión muy definida.
Se maneja un humor muy inteligente y bien dosificado durante las dos horas y media de duración.
El director James Mangold, quien viene de hacer las dos últimas películas de Wolverine, mantiene un gran ritmo a través de una historia que podría llegar a aburrir pero que nunca lo hace.
La puesta en escena es fantástica y las secuencias de carrera te generan tensión verdadera por lo bien que están realizadas.
Gran laburo de recreación histórica en todo concepto para elevar aún más la experiencia.
No entiendo cómo es que a algunos les puede resultar una película lenta porque es todo lo contrario.
Ford v Ferrari, o “Contra lo imposible”, tal como reza el pésimo título que le pusieron para su estreno en la región, es una de esas películas que te dejan maquinando y que recordás cómo la pasaste cuando la viste en el cine.