Contra lo imposible: El duelo definitivo.
Christian Bale y Matt Damon protagonizan “Contra lo imposible” (2019), una película basada en hechos reales sobre la carrera de autos “Le Mans” de 1966. Pero, a diferencia de lo que podríamos pensar todos, esta película no va sobre autos. Sus reflexiones no hablan de las carreras y su autentica búsqueda viaja por carreteras muy distintas. ¿De qué trata “Contra lo imposible”?
Dirigido por James Mangold (Logan, Walk The Line), este largometraje cuenta la historia de Ken Miles, un conductor de carreras británico que recibe un desafío imposible desde la empresa Ford. Caroll Shelby, ex-conductor y actual diseñador de coches de carrera para la empresa, le propone ir a correr la carrera «Le Mans«, siendo esta uno de los eventos más prestigiosos del automovilismo, y ganadas continuamente por la marca Ferrari. Esta trama funciona únicamente como el aceite del film. Es verdad que ayuda y le da fuerza y estructura a la historia, pero lo que realmente la coloca en el siguiente nivel y le abre las puertas a otro tipo de relato es lo que se cuenta por detrás de este conflicto.
Este segundo relato es tan rico y está tan lleno de referencias que uno podría estar escribiendo una enorme cantidad de párrafos detallando y desarrollando las alegorías y la profundidad de esta historia aparentemente simple, pero claramente requeriría hablar con spoilers y no lo haremos en esta review. Lo único que adelantamos es que, se agarre o no agarre todos estos juegos que plantea el film, Contra lo imposible tiene como objetivo principal y primordial el entretener al espectador. Pese a su duración de 2 horas y media, la película vuela ante nuestros ojos y realmente se siente muy dinámica y entretenida.
Este entretenimiento se potencia por una cinematografía genial. Como se podrán imaginar, hay carreras en esta cinta. La forma en que el director James Mangold propone relatar estos acontecimientos, con varias herramientas sonoras y recursos visuales esplendidos, realmente son uno de los puntos más altos de la historia. Técnicamente hay pocos ejemplos que realmente le den a uno la sensación de estar dentro de la película y desearle lo mejor al protagonista para que doble bien una curva o pueda pasar a su contrincante. Vale la pena aclarar que no es necesario en absoluto saber de autos o de carreras para disfrutar el film, ya que el que les escribe tiene un conocimiento bastante bajo desde ese aspecto y aún así, la disfrutó un montón.
Otro punto para destacar enormemente son las actuaciones de los dos protagonistas del film. Christian Bale y Matt Damon son una de las duplas más frescas que hemos visto en el cine en los últimos tiempos. El acento británico de Bale es también algo muy entretenido y divertido de ver, sobre todo si uno está acostumbrado a su acento estadounidense (recordemos que es originalmente británico y que el acento yanki es el falseado) en producciones como The Dark Knight o Vice. Matt Damon, por el otro lado, termina sorprendiendo más desde el punto de vista dramático. Algunas de sus escenas nos recuerdan por qué debe ser considerado una superestrella de Hollywood y lo deja, por lo menos, al mismo nivel que su co-protagonista (algo muy destacado teniendo en cuenta quién lo acompaña). Entre los dos se potencian y generan que la suma de ambos llegue a algo mejor aún.
Aún así, hay que tener en cuenta que es una película algo simple en algunas ocasiones. Principalmente en el segundo acto del film veremos una estructura un poco obvia y recursos de guion que terminan achatando el potencial de la historia. Teniendo en cuenta la potencia y el efectismo de algunas de sus escenas, queda un poco reiterativo y repetitivo la insistencia de momentos y situaciones que no llevan a nada y personajes que simplemente aparecen para ser «la oposición». Aún así, esto termina siendo un detalle si recordamos lo fresca y fácil de ver que es.
En conclusión, Contra lo imposible es una excelente película. Puede que no venga a revolucionar el mercado cinematográfico y también puede que se destaque más por estar enmarcada una época donde este tipo de historias se hacen con muchísimo menos cariño del que se invirtió para hacer este film. Su director, James Mangold narra una historia tan interesante de analizar que le termina ayudando a plantearse ya de una vez por todas como uno de los realizadores estadounidenses más interesantes de los últimos años, y alguien en quien poner el ojo. Su segunda trama, esa que está escondida y aparece solo cuando se la analiza en perspectiva, es la que termina haciendo la diferencia y posicionándola como una de las mejores del año, y obviamente con un potencial enorme para la carrera de los Oscars. Veremos si logra quedar en primera posición.