"Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia", dice el verso de la canción de Lito Nebbia, que en este brillante documental intenta poner luz sobre los oscuros 5 años en que las jóvenes naciones de América Latina, las "patrias chicas", se trenzaron en una cruel podría decirse guerra civil (por lo menos así lo ve el realizador).
De la mano de Federico Sosa, director egresado de la ENERC, llega "Contra Paraguay", un filme que reúne voces de estudiantes de historia, catedráticos, y aquellos que son descendientes de la sangrienta "Guerra del Paraguay" o "Guerra de la Triple Alianza", según quien lo cuente.
Los procesos económicos, sociales y políticos que llevaron a este genocidio en nombre de quién sabe qué intereses, pues eran tantos, que se perdieron en la sangre heróica de los que pelearon por su tierra natal, por el bien de los suyos, más que por vender más y mejor al exterior, u ostentar riquezas o la cegera de Solano López por imponerse.
Eran años de guerras de independencia pero también de enfrentamientos ideológicos y lo que nos quiere mostrar la investigación encabezada por Sosa y Juan Pablo Young ("4 de Julio: La Masacre de San Patricio", "Tierra Adentro", "La Multitud") es cómo las huellas del escarnio entre hermanos llegan a nuestros días. Por ejemplo, en el Paraguay, la población fue diezmada directa o indirectamente por este conflicto. Estarán los que se paren a decir que el conflicto fue locura de Francisco Solano López, que arrastró a su pueblo a no claudicar ante los invasores; otros, mirarán en dirección a la Argentina, -en ese entonces, todavía Buenos Aires y el Interior, con su conflicto paralelo-, Brasil y Uruguay, que privilegiando el comercio con el imperio (Inglaterra), no dudaron en apagar a aquel ejército improvisado, que en su final llegó a estar conformado por niños, ancianos y mujeres porque los hombres, los soldados, ya no estaban vivos. Un conflicto doloroso que lleva en sus entrañas preguntas sin respuestas, quedan relatos, se pueden sacar conclusiones y eso es lo que lleva adelante con éxito esta película que se recomienda desde todo punto de vista.
Un acierto en lo retratado, en la manera de contar; llega a conmover pero sin ser truculenta, con mucha documentación y poniendo sobre la mesa la mayor cantidad de cartas posibles.
Es un pedazo de historia, semejante a las grandes guerras europeas, y que sin embargo, se estudia en las escuelas sin pararse en lo que significó para todos sus participantes, no sólo en ese momento sino porque sus secuelas todavía afloran en el presente, como mencionaba anteriormente y es necesario saberlo para de alguna manera sanar.
Pedro Furio y Mariano Fernández son los encargados de la musicalización con melodías que nos trasladan a los paisajes en donde transcurrieron los hechos.
Es para no dejar de lado y destacable como material de estudio que hace pensar.