Un dinámico y disparatado concierto de incoherencias
Últimamente, salvo en la soprendente Kick-Ass, el espectador se está acostumbrando a ver a Nicolas Cage en películas de poca monta, sumamente intrascendentes, en las que hay que hilar fino para encontrar aspectos positivos y dignos de recordar. Y Contrarreloj no es la excepción sino otro ejemplo de ello.
Incluso con un inicio de buen ritmo, el film deja entrever una atmósfera algo descabellada en lo que respecta a los primeros acontecimientos, en donde un grupo de agentes del FBI vigila pero deja accionar libremente a nuestro protagonista y a sus aliados mientras estos se hacen un festín para ingresar a la bóveda de un banco y hacerse con el motín. Pero cuando deciden perseguirlos y la tensión empieza a aparecer, un Cage supuestamente experimentado en el rubro delictivo, tiene el infortunio de olvidarse a unos metros de sí el bolso con el dineral. Consecuencia: debe retroceder para que la historia intente acentuar el nerviosismo.
Sin entrar en más detalles de lo que hacen al relato de la cinta, la dinámica que se le imprime es buena, la acción dice presente en diversos momentos, pero mientras más avancen los minutos, mayores son las escenas en donde el absurdo y la ridiculez de los hechos prevalecen en la narración, deviniendo la proyección en una suerte de subgénero cuasi gracioso por su incoherencia.
LO MEJOR: algún que otro pasaje de buen ritmo.
LO PEOR: acontecimientos descabellados, exagerados; el guión y la repetición de lugares en común.
PUNTAJE: 4