Contrasangre

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Amor a quemarropa

El filme argentino Contrasangre se inscribe en la tradición del género policial con buenas intenciones y sólidos actores, pero no termina de funcionar.

Daniel (Juan Palomino) es guardia de seguridad de un edificio. Está a punto de ser despedido de su trabajo. Atraviesa una crisis matrimonial y se siente un fracasado. Un día, caminando por la calle se le aparece un productor televisivo que le ofrece denunciar a la Policía corrupta en un programa (Daniel es expolicía). Cuando lo están grabando conoce a Analía (Emilia Attias), quien venía por la vereda a las corridas y asustada por un percance con un misterioso hombre.

El triángulo está armado: por un lado Daniel, quién además se siente amargado por la pérdida de su hija. Por el otro lado Analía, una joven retraída y obsesiva que fue víctima de una violación (de ahí su miedo a los hombres) y que se dedica a enseñar matemáticas a un vecino en edad escolar. Y como tercero en discordia está Julio (Esteban Meloni), un expresidiario obsesionado con Analía.

Cada vez que una película argentina se mete con los géneros el resultado es bastante desparejo. Contrasangre, dirigida por Nacho Garassino, se inscribe en la tradición del policial, y si bien tiene buenas intenciones, que se benefician con la presencia de sus sólidos actores, no termina de cuajar.

La trama cuenta con varios errores lógicos que tendrían que haber sido ajustados.

Es un thriller pasional con un guion rebuscado, con vueltas de tuerca forzadas para que la historia cierre y sea redonda (es una película circular, que termina donde empieza), sin darse cuenta que va dejando cabos sueltos que los sufre el espectador, a quien no le quedan claras algunas cosas.

Las escenas de las peleas, algunos diálogos y los flashbacks para explicar sucesos del pasado de los personajes, por ejemplo, pueden funcionar a la perfección en la televisión (como serie o unitario), pero en el cine se los ve como escenas torpes o mal construidas. En pocas palabras, Contrasangre parece televisión para pantalla grande.